Capítulo Veinte: Los Tres

3.7K 230 73
                                    

KHALESSI

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

KHALESSI

Admiro cada una de sus bellas facciones, pensando en lo guapo y hermoso que puede llegar a ser. Su rostro parece haber sido esculpido por un mismo Dios, sus rasgos masculinos resaltando en él a primera vista, enamorándome mucho más.

Mi mano derecha baja desde sus carnosos labios rosa cálidos hasta su pecho, sonriendo al apreciar los marcados músculos que tiene en su abdomen. La sábana blanca no le cubre lo suficiente, por lo que puedo ver el inicio de vello púbico en su V masculina.

No sé qué me sucede, el por qué no puedo dormir sin estar pensando en nada más que sus fuertes manos recorriendo cada centímetro de mi cuerpo una y otra vez, haciéndome sentir miles de sensaciones. Mi hambre por su cuerpo me hace recordar a cuando estaba embarazada, no pudiendo estar ni un segundo sin que me hiciese el amor.

Aprieto mis piernas juntas ante la lujuria que me invade, un incendio formándose en mi interior, el cual solamente él puede apagar. Sé que estoy siendo algo egoísta al no dejarle dormir cuando le he tenido despierto hasta las dos de la madrugada, pero por alguna razón desconocida, no puedo tener suficiente de él, de sentirlo.

Acerco mi boca a su cuello, empezando a dejar besos húmedos por toda su piel. Con delicadeza me siento sobre él, mis rodillas a cada lado de su cuerpo. Beso todo su pecho, inspirando su aroma varonil, el cual provoca que los bellos de mi piel se ericen.

Balbucea algo entre sueños, una sonrisa maliciosa posándose en mi rostro. Mis manos bajan sus bóxers dejándole desnudo una vez más, mis labios soltando una risita cuando murmura mi nombre.

Junto sus labios con los míos en un casto beso, pero antes de poder alejarme, sus manos se colocan en mi rostro volviendo a besarme con más pasión. No necesita más que darse cuenta que está desnudo para alzarme y empezar a hacerme el amor otra vez, robándome un bajo jadeo.

—Mira para qué me despiertas —murmura soñoliento, una risa entrecortada saliendo de mis labios. Jadea de placer cerrando los ojos —. A-Amor...

No puedo entender el por qué no puedo contenerme. Aún cuando caigo rendida a su lado, la lujuria vuelve a invadirme al verle completamente desnudo, la sábana no cubriéndole en lo absoluto ahora. Acerco mi boca a su cuello y empiezo a besar otra vez, escuchando un quejido de su parte.

—Amor... —se aleja un poco de mí. Abre sus ojos con verdadero esfuerzo, ya que no ha dormido más que cinco horas —. Solo déjame dormir, prometo que al despertarme te hago el amor de nuevo, ¿sí?

Río depositando un beso en su mejilla, acurrucándome sobre su pecho. Judah cae dormido en cuestión de segundos, mostrándome lo cansado que se encuentra. Descubro que también estoy cansada, ya que me duermo entre sus brazos.

Y vaya que no mentía cuando dijo que me haría el amor al despertar.

Camino con pasos lentos hacia el baño, mis piernas pendiendo de un hilo. Me encuentro adolorida de una manera demasiado placentera, cada paso que doy recordándome que ha sido real lo de anoche. Me siento segura con mi cuerpo, cosa que no pasa muy a menudo, por lo que camino por el cuarto desnuda, no que a Judah le incomode.

Estando a tu lado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora