Viernes 10:00 pm

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Finalmente consiguió terminar el último día laboral de la larga temporada que tuvo. Lincoln Loud se sintió libre de la presión que en el trabajo le ejercieron constantemente a lo largo de la quincena. El fin de semana pasado, debido a que los clientes necesitaban con urgencia sacar adelante los proyectos pendientes, tuvo que prescindir del descanso para adelantarlos y de paso corregir los pequeños errores que cometieron sus colegas en la compañía. Seguramente le llegaría un buen bono por eso, pero en ese instante para el hombre de treinta y seis años, no había mejor recompensa que deshacer el nudo de su corbata, descalzarse, terminar de desvestirse y tirarse en su cama, sin ninguna otra intención que dormir hasta mañana a medio día. Bastante de ser el "hombre del plan" en lo que restaba del fin de semana; otra ventaja es que además le habían dado el lunes como compensación. Tres días libres sin pensar en el trabajo hasta las diez de la mañana del martes. Parecía un sueño.

Aunque casi siempre lamentaba a su edad continuar soltero y no tener a nadie que le esperase en casa al llegar, había escasos momentos como aquél en que dejaba de deprimirse y auto compadecerse por sentirse y estar solo, apreciando el silencio y la tranquilidad que hasta llegar a la edad adulta nunca había tenido, aunque a decir verdad se había acostumbrado a lo contrario hasta que concluyó su carrera. Estaba por echarse a dormir cuando tomó su celular con intenciones de apagarlo, sin humor que de pronto en la compañía descubriesen que necesitaban de nuevo la orientación del mejor de sus arquitectos interrumpiendo su sagrado descanso. Doce días continuos habían sido suficientes, necesitaba recargar energías.

Como si al otro lado alguien le hubiese leído el pensamiento anticipándose a sus acciones, justo en el momento que iba a pulsar la opción de "Apagar", la vibración, el sonido y la pantalla le indicaron una llamada entrante, pero no de su trabajo, que de haber sido así hubiese ignorado, sino de... Lori. Extrañado por tener noticias de la mayor de sus hermanas después de tres meses o cuatro de no saber nada de ella, contestó sin tener tiempo para pensar con claridad.

—¿Bueno?

—Lincoln, te aviso que mañana Bobby y yo vamos a salir con nuestra familia a Montreal para la firma de un consorcio que nos permitirá expandir la compañía.

"¿Y a mí qué?" pensó en preguntarle con desdén.

—Buenas noches a ti también, Lori. ¿Cómo has estado? Espero que bien. ¿Te puedo ayudar en algo, o sólo me llamaste para que los felicitara?

Desentendiéndose de su sarcasmo como solía hacer siempre, su hermana tajante fue al punto. Lincoln supuso que seguramente así debía de comportarse en la empresa donde trabajaba con su esposo, la cual, gracias al cielo para el peliblanco, nunca había tenido ninguna relación con la compañía donde estaba; de hecho, su hermana sólo era uno de los tantos motivos por el que no simpatizaba con los empresarios.

—Regresaremos hasta el lunes y no quiero dejar a Loan sola en casa. Ya sabes cómo es de dramática cuando sale con sus cosas sobre que se siente abandonada y esas tonterías. Así que mañana pasaremos primero a dejártela.

De la cama, Lincoln se enderezó de golpe abriendo bastante los ojos por la sorpresa.

—Espera, ¿Cómo dices? ¿Pero por qué?

—Porque lo más seguro es que perderíamos el vuelo de esperar a que pases tú por ella. Agradece que seremos nosotros quienes te la vayamos a dejar.

—¡Un momento! No se trata de eso. Mira, no es que no les agradezca que me permitan tener Loan conmigo —hace una mueca de sólo imaginar lo que sería estar con ella todo el fin de semana—. Pero creo que debiste avisarme con más tiempo.

Tres días de CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora