Sábado. 12:00 pm

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En la cocina Liby miró la pequeña foto sobre la puerta que su padre tenía de él cargando a una niña de un año que no le costó reconocer como Lacy. Lo mejor sería dirigir sus pensamientos a otra parte, en lugar de preguntarse si en algún lugar de la casa donde fuese visible su padre tenía una foto de ella cuando bebé.

—¿Y tú tienes novio, Liena?

La pregunta sorprendió un poco a la rubia. Pensó en el chico con el que salía desde hace un par de meses. Tenía dieciocho años, uno menos que ella, a su lado ella no se sentía joven, aunque a comparación si mucho más delgada, pero como su madre, ella veía más allá de eso, también era una persona muy atenta y servicial con ella, así como educado, respetuoso y tierno. Originalmente su cabello era negro, pero por esas modas de hoy en día se lo había pintado de blanco. Tras suspirar por él, le confirmó a su hermana asintiendo.

—¿En serio? —Liby se emocionó—. ¿Y qué edad tiene? ¿Cómo es?

A sabiendas que su padre tenía treinta y seis años, señaló la foto haciendo una seña mostrando dos dedos y bajando uno para indicarle que tenía la mitad de la edad de Lincoln. Liby no estaba segura de haber entendido el gesto, ¿Le estaba diciendo que tenía la edad de su padre acaso?

—Cielos, no me esperaba eso. ¿Y cómo es?

Usó de nuevo como referencia la fotografía señalando el cabello blanco de su padre, luego hizo un ademán como si fuese a abrazarla para darle una idea de la amplia complexión de su novio. Liby nerviosa había entendido que su novio era su propio padre y quería un abrazo para felicitarla al respecto de su logro.

—¡Eso es repugnante, Liena! No...no esperaba algo así de ti.

De Lupa claro que lo hubiera esperado. Aunque igualmente le sorprendía, de pronto le parecía algo lógico viniendo ese comportamiento de su padre. Eso explicaba todo aquel cariño que pareció manifestarle más que a ella o al resto de sus hijas cuando llegó, bueno, quizá apenas un poco más que a Lacy.

Definitivamente jamás podría competir con eso. ¿O sí? No, no quería meterse en esas cosas. Liena por su lado se sintió un poco decepcionada porque Liby tuviese prejuicios contra la gente con sobrepeso, aunque no hizo ningún ademán al respecto. Lacy por videochat conocía el aspecto de su novio y al menos ella sí la había felicitado.

—¿Alguien más sabe de esto?

Liena señaló esta vez a Lacy en la foto y la frustración de Liby creció todavía un poco más. Por supuesto que la otra hija favorita debía de estar enterada de la nueva relación de su padre. Con lo amigas que había supuesto eran ambas, también le decepcionó un poco que no le contara nada, aunque quizá no lo hiciera temiendo por su reacción.

—Que no se entere Lyra, que si lo hace te mata.

Vaya, Liena no se esperaba que ese prejuicio se extendiera también a su hermana menor inmediata también. No era a ella a quien temía contarle sobre el chico, sino a su padre. Él la quería bastante, pero por ello temía que fuera del tipo de padre sobreprotector o celoso, de por sí ya lo era con sus hermanas, por lo que no estaba muy segura de cómo se tomaría la noticia de lo Lily y Adrien.

Liby sentía que debería sentirse más escandalizada por la nueva relación de su padre ahora con una de sus hijas mayores, extrañamente no lo hacía tanto. De cierta manera pensó que quizás se había acoplado a las "insanas" costumbres familiares. Con pesar tuvo que concederle cierta razón al modo de pensar de Lyra después de todo.

—Bueno, lo lamento, pero tengo que ser sincera contigo y decírtelo. Jamás aprobaré ninguna relación de papá con ninguna de nosotras. Digo, supongo que ya no podemos hacer nada por lo que ocurrió con nuestras madres y tías. ¡Pero nosotras somos sus hijas!

Tres días de CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora