Sábado. 10:00 am

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—¿Entonces puedo salir a correr? —preguntó Lacy.

—Sí, ¿podemos?

Lincoln frunció el ceño cuando Lemy secundó la petición de su hija. Volteó la mirada hacia la sala. Lyra estaba haciéndole un cambio de pañal a Lulú bajo la atenta mirada de Lizy y Liby, siendo esta última la que se había ofrecido sin que se lo pidiesen para hacerle el cambio en la siguiente ocasión, por lo que su hermana mayor le mostraba cómo hacerlo. Loan incómoda trataba de prestar atención, aunque la pobre no dejaba de mirar de tanto en tanto hacia el televisor de su padre.

—Sí, está bien. Saliendo a la derecha dos cuadras y luego a su izquierda otras cuatro, encontrarán un jardín público. Den unas vueltas y regresen en una hora. Todavía tenemos que ver el modo en que nos distribuiremos en la casa para ver quién se queda con quien y dónde.

En esto último Lemy amplió su sonrisa acercándose discretamente un paso hacia Lacy. Lincoln ladeó la cabeza.

—¿Por qué no hacemos eso de una vez? —preguntó Lupa acercándose a su padre—. Me pido contigo.

—Llegaste tarde —respondió Leia del otro lado de Lincoln—. Ya pedí a mi papi primero y como hablo por Lizy, ya somos tres.

Lupa estaba por responderle algo, por lo que Lincoln se apresuró a intervenir.

—Necesito que estemos ya todos para organizarnos. Todavía me falta alguien. Además Lemy se quedará conmigo.

—¿Qué? ¿Y yo por qué, viejo?

No parecía nada conforme con ese plan, a juzgar por las miraditas que Leia le dedicó, ella tampoco. Lupa se encogió de hombros pegándosele al chico a la vez que le susurraba al oído.

—Por mí está bien. Sería interesante la experiencia de estar entre dos chicos.

Su hermano tartamudeó con el rostro encendido. Temblando dio un paso atrás escondiéndose detrás de Lacy.

—Posiblemente nadie se quede con Lemy o conmigo, chicas. Se sobrentiende que lo mejor sería que ustedes se queden aparte.

—Supongo que tienes razón, papá —Lacy le dio con sensatez la razón, por lo que Lincoln se sintió agradecido con su pequeña—. De cualquier manera me sentí cómoda de dormir contigo anoche. Bueno, voy a buscar mis tenis.

Inocentemente la jovencita se marchó ignorante de la mirada rencorosa con que Leia la siguió.

—¡No es justo! Si Lacy se quedó contigo, Lizy y yo queremos hacerlo también, papi.

—Leia, dame un minuto. Necesito pensar en un par de cosas.

Bufando, la niña lo dejó solo para buscar a su hermana, parecía que Lyra ya había acabado y Liby se había ofrecido para dormir a Lulú. Lincoln con una mano sobre su mentón barajeaba las posibilidades para la distribución, cuando notó que Lemy seguía ahí mirándolo disgustado.

—¿Qué?

—¿Dormiste con Lacy anoche?

La idea de que su hijo pretendiera amedrentarlo con su actitud de matón celoso le pareció ofensiva y grosera, aunque graciosa también.

—Sí, dormí anoche con mi "hija" para aprovechar el espacio que todavía teníamos. No te pongas celoso, esta noche te lo compenso siendo ahora tu turno de dormir conmigo.

—¡Oye!

A pesar de intentar zafarse, fue muy tarde. Lincoln lo atrapó en un abrazo y con la mano libre le alborotó el cabello haciendo que este se le cayera hacia el frente tapándole los ojos. No pudo evitar burlarse por cómo quedó el aspecto del chico.

Tres días de CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora