Sábado. 3:00 pm

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La situación estaba fuera de control. La avanzada durante su trayecto no imaginaba que al tratar de cruzar el puente, el terrible hechicero aparecería en un desesperado intento de detener a nuestros héroes que iban por la cabeza de su amo. Invocando a la tormenta que se desataba sobre ellos, el reptilesco ser despertó la esencia maligna dentro los huesos sepultados de sus viejos adversarios, transformándolos en un ser dantesco de cuatro metros de altura cuyo rugido terminaba por identificarlo como un demonio.

Nuestros héroes se enfrentaron a él con valentía y fuerza. Tras un gran esfuerzo parecieron haberle vencido, pero antes que pudiesen celebrar su victoria, con un movimiento antes de perecer, la criatura atravesó el pecho de la maga blanca, quien sólo había estado presente para prestar sus servicios como la curandera del grupo.

El caballero gritó de horror y fue al lado de la doncella revelando que ella se trataba de su amada, la cual antes de cerrar sus ojos y despedirse de él antes que del mundo, acercó sus labios al aguerrido paladín después de arrancarle una promesa de seguir hasta el final y entonces por última vez lo...

—La comida está lista.

—¡Liby!

La joven se hizo a un lado del televisor, pero ya era tarde. La cinemática del videojuego se había terminado y ya estaba cargando la siguiente partida.

—No me culpen de esto. Liena me pidió que viniera a avisarles.

Loan bufó con cierta frustración dejando el mando del juego sobre la mesa junto al de sus hermanas Lacy y Lupa. Miró a Lemy quien indiferente las imitó.

—¡No es justo! —se quejó Leia, que a pesar de haber dicho no estar interesada en esas tonterías, no se había perdido ni un momento de la partida junto con Lizy. Ambas habían mirado todo aquello maravilladas como si se tratase de una buena película—. Era la mejor parte.

—No es para tanto —se quejó Lemy—. Tal vez a la próxima pueda ser el paladín y no la maga blanca.

Lincoln le apretó el hombro como consuelo.

—Tal vez a la siguiente no pierdas contra tus hermanas el piedra, papel y tijeras y puedas quedarte con el personaje.

—Eso espero. Hasta a ti sorprenderían las maniobras que puedo hacer con el paladín.

—¿Más geniales que las de Loan? Me cuesta trabajo creerlo.

Loan se sintió bastante halagada al respecto. Lemy suspiró.

—Bueno, tal vez no tanto como las de ella. Por cierto, Loan. Todo lo que hiciste fue excelente. ¿Dónde aprendiste a jugar así?

—Ah... papá me enseñó de niña.

Lemy miró a Lincoln con cierto resentimiento.

—¿Realmente le enseñaste a jugar esto?

—Ese y muchos otros, ¿realmente creías que ustedes dos eran Gamers sólo porque sí? Lo traen en la sangre por mi culpa.

Lyra ya se imaginaba a tía Lisa refutándole al respecto.

—Tío, estas cosas dudo que se hereden.

—Lo que sea. Por mucho que me gusten los videojuegos, creo que es suficiente por ahora. ¿No podemos dejarlos para más tarde y sólo relajarnos?

—Esto es relajante —señaló Loan el televisor emocionada—. La sensación de caminar por un mundo mágico abierto. Las batallas en turnos compartidos formando campañas, teniendo que tomar decisiones y atenerse a consecuencias aleatorias. Un villano con un diseño lovecraftiano en el que sistema le permite... ¿qué?

Tres días de CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora