Damn Your Eyes

Capítulo X

POV YONGGUK.

Yoo Jung estaría a mi merced por los próximos quince días, o quizá más si todo salía como yo esperaba.

La tomé en mis brazos, había que empezar aquello como se debía. A ella no pareció agradable mucho mi gesto.

Le dije que escogiera habitación mientras yo iba por las maletas, fue cuando notó que no había servicio, no dijo nada sobre eso.

Saqué el equipaje, al entrar a la casa la llamé, había escogido la habitación pequeña. Le dejé su maleta y la hice jugar para ver quién hacía la comida.

Ella perdió, yo fui al despacho a revisar mis correos y algunas cosas de la empresa.

Acabé y volví a mi habitación para darme un baño, siempre lo hacía con música, eso me relajaba más.

Salí de la ducha, tenía que buscar mi ropa. La toalla se me cayó y no me preocupé por ponérmela otra vez, nadie me estaba viendo. Iba a levantar la maleta para ponerla en la cama cuando sentí que alguien me miraba, volteé y me encontré con la expresión sorprendida de Yoo Jung.

Salió corriendo en cuánto se dio cuenta de que estaba desnudo, no pude evitar reírme, no podía entender cómo es que una mujer de treinta y dos años se sonrojaba al verme así.

Entonces un pensamiento cruzó mi mente.

¿Acaso Yoo Jung era virgen?

No podía ser posible. Ella y yo no tuvimos sexo cuando estábamos comprometidos porque yo no quise, no me pareció adecuado, sin embargo, ella había tenido más novios.

Pensar en eso no me agradó tanto, no deseaba ser su primer amante, eso conllevaba demasiado peso emocional que yo no estaba dispuesto a cargar.

Moví la cabeza, seguramente se había avergonzado porque a mí no me había visto desnudo antes.

Me puse la ropa y fui a la cocina, ella estaba poniendo los cubiertos sobre la mesa.

-Huele delicioso -dije alegremente.

-Es algo simple -dijo sin mirarme.

Nos sentamos, sirvió la comida, por accidente rozó mi mano, se alejó como si se hubiera quemado.

-No es para tanto -dije divertido-. Tocar mi mano no es nada.

-Lamento haber irrumpido así en tu habitación, toqué y no respondiste. Me preocupé.

-A mí no me molesta en lo absoluto -sonreí coquetamente-. Además somos marido y mujer, deberíamos conocer a la perfección nuestros cuerpos.

-¿Cuántos tatuajes tienes? -preguntó de pronto obviando mi declaración.

-Bastantes, ya perdí la cuenta -dije riendo-. Si quieres puedo desvestirme y puedes contarlos.

-¡YongGuk! -gritó con las mejillas encendidas.

-Estoy bromeando.

-Me iré a comer a mi habitación -dijo levantándose.

-No seas exagerada, ya no haré ningún comentario -dije divertido.

Ella volvió a sentarse, era momento de empezar a conversar para suavizar las cosas entre nosotros.

-¿Cuánto tardaste en poner tu panadería? -pregunté.

Me miró sorprendida.

-¿Por qué? -dijo con desconfianza.

-Solo quiero conversar contigo -dije triste-. Pero veo que es lo último que deseas, ya no te molestaré más.