Capítulo XIV

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POV YONGGUK.

-Ese hombre siempre ha sido un incordio -dije molesto.

-Tiene razón -respondió el vicepresidente Kim-. El señor Kang lo dejaba permanecer a su lado porque Seo SeokHo sabía algunas cosas de su pasado de las que no puedo hablarle.

-Eso suponía. El señor Kang jamás permitía que sus empleados más cercanos se comportaran de la manera en que Seo SeokHo lo hace.

-Así es. Por eso me alegra que la presidencia haya quedado en sus manos, señor Bang -afirmó el vicepresidente Kim con una sonrisa-. Le recomendaría que protegiera a su esposa solo como precaución. Y si esa escoria quiere amenazarlo con algo avíseme, yo hablaré con él.

-Gracias por el aviso -dije sinceramente.

Nos dimos la mano y él salió de mi oficina. Me senté de nueva cuenta en la silla, aquello no me gustaba para nada. Un horrible temor se apoderó de mi estómago. No quería que nadie le hiciera daño a Yoo Jung.

Volví a casa preocupado por lo que me había dicho el vicepresidente Kim. No podía hacer nada más que esperar a que ese imbécil hiciera el primer movimiento.

Al llegar a la mansión recordé que Yoo Jung se iría a Kwangju al día siguiente, antes de entrar llamé al equipo de seguridad y le pedí que alistaran a un hombre para que se fuera con ella.

No iba a preocuparla. Yo arreglaría el asunto de Seo SeokHo.

A pesar de que intenté ocultarlo, Yoo Jung se dio cuenta de que algo andaba mal.

La abracé e inhalé su aroma, experimentaba una extraña tranquilidad al tenerla entre mis brazos.

De pronto me di cuenta de que no quería dejarla, sentí en lo más profundo de mi corazón que estaría perdido sin ella.

Me asustó hasta lo indecible ese sentimiento.

No. No podía enamorarme. No debía olvidar que solo estaba con ella para proteger la empresa. Aquello era una farsa, igual que nuestro matrimonio.

Tuvimos sexo esa noche, eso siempre me ayudaba a despejar mi mente. No podía confundirme otra vez.

La acompañé al aeropuerto, tenía que asegurarme de que estaba a salvo. El hombre de seguridad se mantendría a su lado sin que ella lo notara.

Mientras la veía alejarse supe que tenía que poner los límites a esa relación, unos límites que solo me aplicarían a mí. Por supuesto ella nunca lo sabría hasta que el año terminara y con ello nuestro matrimonio.

Estuve trabajando y también le pedí al equipo de seguridad que se encargaran de vigilar al abogado Seo. No quería sorpresas.

Esa noche, antes de dormir, sentí algo en el pecho, un extraño presentimiento se apoderó de mí. Llamé al guardaespaldas que estaba con Yoo Jung.

-Todo está en orden, señor Bang. La señora se encuentra con la familia de su amiga -dijo él con seguridad.

-Perfecto, gracias por la información. Si hay algo raro, llámame.

-Claro que sí, señor.

Terminé con la llamada, a pesar de haber confirmado que no había ningún problema seguía preocupado. Como si mi instinto me estuviera diciendo que algo importante estaba por suceder, aunque no sabía qué.

No pude dormir mucho, tenía muchas cosas en la cabeza: la seguridad de Yoo Jung, el estúpido abogado Seo, y lo más preocupante de todo, los sentimientos que tenía por mi esposa.

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