Capítulo XV

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POV YOO JUNG.

A pesar de haber tomado la firme decisión de olvidarme de YongGuk, era bastante difícil hacerlo, de hecho se convirtió en una tarea prácticamente imposible. Además tenía a su hijo en mi vientre.

Las primeras dos semanas tuve que lidiar con las náuseas y el malestar matutino. Mi estrategia para olvidar a ese maldito hombre que lo único que me había dado era sufrimiento fue suprimir sus recuerdos. Me obligué a no pensar en él, a no recordarlo, a fingir que nunca había pasado por mi vida.

SaeRom intentó hacerme hablar de lo que había pasado pero las únicas dos veces que mencionó su nombre me volví loca.

-Nunca vuelvas a pronunciar ese nombre -dije furiosa.

-Tienes que enfrentarte a lo que sientes, no puedes seguir guardándote todo. No le hace bien ni a ti ni al bebé -dijo preocupada.

-Estamos bien así, ese hombre no necesita que le prestemos más atención.

Durante la noche la tarea de suprimir todo lo que tenía que ver con YongGuk se volvía monumental, me dolía la cabeza del esfuerzo que hacía por pensar en otras cosas. Me sentía como cuando mi padre me obligó a estudiar Administración y casi moría por estudiar para los exámenes.

Una noche, después de pasar una hora intentando dormir, sentí un fuerte dolor en el vientre y algo líquido entre mis piernas.

Me quité la sábana, tenía sangre, no pude evitar gritar y asustarme hasta lo indecible. Yo no quería perder a mi bebé.

La señora Heo apareció inmediatamente, vio la sangre en las sábanas y salió para llamar a una ambulancia.

Me llevaron al hospital.

-No va a morir, ¿verdad? -le pregunté al paramédico desesperadamente-. No dejé que mi bebé muera.

-No lo haremos, tiene que calmarse -dijo el hombre intentado sonreír.

Al llegar al hospital me llevaron a urgencias, en doctor a cargo me atendió rápidamente, me inyectaron algunas cosas y me hicieron varias preguntas, comencé a sentir mucho miedo y perdí el conocimiento.

Abrí los ojos abruptamente, estaba en una habitación, la señora Heo y SaeRom estaban charlando a mi lado.

-Señorita, despertó -dijo la señora Heo.

-¡¿Mi bebé?! -grité-. ¡¿Cómo está mi bebé?!

-Bien -dijo SaeRom seria-. Por suerte, el pequeño está bien.

El doctor apareció un par de minutos después y le sonrió a mi amiga.

-Señorita Kang, me alegra ver que ya despertó. Tenemos que hablar seriamente acerca de la forma en la que está llevando su embarazo. Afortunadamente esto solo fue un conato de aborto causado por estrés, a partir de hoy tendrá que relajarse, no trabajar por mucho tiempo y lo más importante: evitar las emociones fuertes. Su pequeño y usted son muy fuertes pero eso significa que sean inmortales así que por favor, siga mis instrucciones, no quiero verla por aquí otra vez.

-Sí, doctor -dije con la voz quebrada-. No dejaré que nada le pase a mi bebé.

-Me alegra oírla hablar así -dijo el médico-. La enfermera vendrá con el alta dentro de un rato.

-Gracias -dijo SaeRom.

El doctor salió y tuve que enfrentarme a la mirada molesta de mi amiga.

-¿Acaso estás loca? -preguntó furiosa.

La señora Heo salió discretamente dejándonos solas.

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