cαρíтυℓσ тяεs

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Somebody to love de Queen suena a todo volumen por el piso mientras Agoney se recorta la barba frente al espejo. No era algo que soliera hacer por las mañanas, pero aquel lunes se había despertado bastante temprano, por lo que tenía tiempo de sobra antes de que empezaran las clases. Además, ese día Ricky había quedado con unos amigos y le había cedido el coche al canario. Al igual que para pasear a Tom, también tenían horarios para utilizar el coche, pues solo tenían uno, pagado a partes iguales, para los dos.

Cuando hubo terminado, lanzó una sonrisa al espejo, conforme con lo que veía y se dirigió a la habitación para ponerse unos pitillos negros y una camiseta de manga corta del mismo color. Tras ponerse por encima una chaqueta vaquera y calzarse las botas, se despidió de Tom y se introdujo en el coche, donde ya sentado, volvió a poner la radio a todo volumen, de camino a la universidad.

Cuando llegó a la facultad, se aseguró antes de bajar del coche de que sus pelos estuvieran todos en orden, y con una pequeña sonrisa volvió a recordar a Raoul. Negando, bajó del coche y tras comprobar un par de veces que lo cerraba bien, se preparó para un nuevo día en la universidad.

La mañana pasó sin ningún incidente, siempre era lo mismo. Nunca había novedades, pero aquella semana parecía que el destino pensaba ponerse de su parte, pues mientras caminaba por los pasillos, vio a su amiga Nerea, una chica pequeña, rubia y delgada, de 18 años que hablaba con otra. Parecían de la misma estatura, y Agoney no pudo retener una sonrisa al comprobar que le resultaba tremendamente conocida. Cuando se acercó, dándole un sonoro beso en la mejilla a la rubia, la otra chica pareció recordarle, pues rápidamente cambió su expresión a una bastante sorprendida.

- ¡Anda! - La chica del flequillo les observaba con bastante curiosidad pasando de un rostro al otro - No sabía que era tu... ¿novio?

- ¿Mi novio? ¡Por dios! - La rubia soltó una carcajada bastante sonora que fue rápidamente secundada por el canario - Que va, que va. Ago es mi amigo... Si a éste le gustan más los tíos que a un tonto un lápiz. ¿Os conocéis?

Agoney no podía parar de sonreír, pero negó con lentitud. En realidad no la conocía de nada, solo sabía que salía con aquel rubito de la sonrisa perfecta y el tupé siempre arreglado. Y eso era más que suficiente como para que le cayera bien.

- Nos hemos visto un par de veces.

La morena asintió con una sonrisa, y miró al chico con unos ojos que transmitían algo indescifrable. Como si quisiera mandarle algún mensaje con la mirada.

- Sí, pero no nos habíamos presentado. Yo soy Aitana.

Con efusividad, la pequeña dio dos besos al canario, como presentación y rápidamente volvió a recolocar su flequillo, arrancando una tierna sonrisa a la rubia.

- Agoney.

- Un placer conocerte, Agoney... Espero verte más a menudo. - Tras decir aquello, lanzó una pequeña mirada a su reloj y suspiró de forma exagerada, moviendo así su flequillo - Tengo que irme, ¡nos vemos esta tarde, Nerea! Adiós... Agoney.

Tras examinar de forma exhaustiva al canario, la chica se largó de allí casi a carreras, dejando a Nerea con una cara de póker total. Su puño fue a parar en el hombro del chico, aunque con poca fuerza, para mirarle algo atónita.

- ¿Te estaba tirando los trastos?

Aquello provocó un pequeño ataque de risa al chico, pero no tenía apenas tiempo para explicarle la historia a su amiga, por lo que tras darle un rápido beso en la cabeza, negó.

- Ella precisamente no.

Riendo, se alejó de la chica, en dirección a la salida del centro, ignorando por completo el llamamiento frustrado de su amiga. Si esa chica... Aitana, iba a su misma universidad, ¿quién le decía que Raoul no hiciera lo mismo?

ɴᴏ ᴍᴇ ᴀᴄᴏsᴛᴜᴍʙʀᴏ ᴀ ᴘᴇʀᴅᴇʀ (#Ragoney)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora