cαpítulσ díєz

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Y ahora la vuelta la tenía que hacer solo, pues los padres de Raoul no habían encontrado mejor día que aquel para visitarle y el chico tuvo que coger un taxi para ir a darles al encuentro, con el panorama que llevaba encima.

Cuando quiso llegar a casa, ya eran pasadas las 12 de la mañana, por lo que decidió poner música y comenzó a recoger y limpiar la casa a fondo. Todo era mejor que ponerse a pensar en Raoul y su posible enfermedad.

Pasadas unas horas, a Agoney tan solo le quedaba su habitación y estaba tan sumergido en la tarea y la canción que ni siquiera era consciente de que Ricky había llegado y le observaba con una sonrisa burlona desde la puerta.

- ¿Desde cuándo escuchas a Pablo Alborán?

El canario dejó caer el trapo con el que estaba quitando el polvo a su mesa y se giró llevándose la mano al pecho, fulminando al mallorquín con la mirada.

- ¡Desde nunca! Es el aleatorio de Spotify.

- Claro.

Ricky soltó una carcajada que daba a entender que para nada se había creído esa mentira y se dispuso a dejar al moreno solo con sus delirios.

- Ricky, espera - El mayor se giró, arqueando una ceja - Prepara algo de comer, anda. Quiero hablar contigo.

Ricky asintió, esbozando una sonrisa y alzó el pulgar en señal afirmativa.

- Genial, yo también tengo que contarte algo. - Antes de salir, se quedó mirando al canario unos segundos, como debatiendose entre soltar algo o no - Oye, Agoney.

- Dime.

El moreno ya se había puesto manos a la obra para terminar de limpiar el cuarto.

- Me parece que tienes estropeado el aleatorio, esa canción también es de Alborán.

Y tras guiñarle el ojo, salió de la habitación entre risas justo antes de que el trapo que Agoney sostenía impactara contra la pared del pasillo, justo donde había estado el mallorquín hacía unos segundos.

Rápidamente se dirigió a su móvil, y terriblemente rojo, algo que apenas se percibía por su color tostado, quitó a regañadientes la playlist que sonaba, This is: Pablo Alborán.

Cuando ya se encontraban ambos acomodados en el sofa dispuestos a hincar el diente a la fuente de spaguettis que había hecho Ricky, algo no muy original, pues el mallorquín solo cocinaba pasta, Ricky fue el primero en romper el hielo y exponer el primer punto del día.

- Estoy con alguien.

Agoney tuvo que hacer un fuerte ejercicio de contención para no expulsar el agua que tenía en la boca tras haber bebido, observando al mallorquín con el ceño fruncido, claramente sorprendido.

- ¿Qué dices? ¿Y quién es? Bueno, mejor dicho, ¿cuánto tiempo...?

- Eh, pequeño, relaja. - Río el mayor, esbozando después una sonrisa ladeada que solo podía significar una cosa: se iba a poner a hablar de ese tío y no iba a parar. Oh, oh, que se ha enamorado pensó el canario - Le conoces, es Rafa.

Si la primera vez había logrado mantener el líquido en su boca, aquella nueva bomba consiguió que uno de los spaguettis se le atragantara, provocando que el canario tuviera que levantarse para calmar aquel estruendo que se había creado con su tos.

- ¿QUÉ?

Estaba visiblemente sorprendido. ¿Cuándo había pasado eso? Hasta donde él sabía, el tal Rafa babeaba por él.

Y entonces recordó que hacía bastante que no recibía ningún mensaje del chico, y también hacía bastante de que Ricky comenzara a salir prácticamente todas las noches, incluso las que libraba. Y que tampoco se encontraba algunas mañanas con distintos chicos. Ni siquiera se despertaba con los golpes del cabecero de la cama en la habitación contigua a la suya.

ɴᴏ ᴍᴇ ᴀᴄᴏsᴛᴜᴍʙʀᴏ ᴀ ᴘᴇʀᴅᴇʀ (#Ragoney)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora