Blancanieves.

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Damon's PoV

El fuego barrió con todo lo que nos rodeaba, dejándonos atrapados en una celda de calor, los llamas eran suficientemente altas como para que nadie pudiese ver que estaba sucediendo. Escuchaba un leve zumbido y un tirón en mi consciencia, pero yo solo podía verla a ella.

Uno pensaría que el amor merma cuando se deja de frecuentar, uno piensa que el amor se mantiene por la presencia, haciendo a la ausencia el mítico enemigo de cualquier relación, pero se equivocan. Ahí estaba la mujer a quien amaba y amaría por el resto de mi existencia, podía escuchar su trabajosa respiración, pero estaba viva. Su cuerpo estaba mutilado y abierto en canal, Bástian había tomado el lugar del doctor y comenzaba a sanar las heridas de Audrey de maneras que sólo él podía. 

  — Está viva, está sanando— Murmuró Bástian entre toda la sangre que ahora manchaba su rostro. Asentí sin poder dejar de mirarla. 

Evander y Corban tenían acorralados a todos los demás contra las llamaradas, aún no sabíamos si catalogarlos como amigos o enemigos, estaba a punto de preguntarles cuando escuché a Mark contener la respiración.  Voltee para mirarlo, pero había desaparecido entre las llamas, estaba a punto de seguirlo cuando la escuché. Primero fue un quejido, como cuando pasas de unos brazos a otros, luego fue una risa, como cuando reconoces a quienes te aman, y después escuché a Mark reír, como si todos esos meses no le hubieran quitado ya la posibilidad de encontrar la felicidad en algún sitio. Mark entró a la habitación al mismo tiempo en que Bástian terminaba de sanar a Audrey, y volteamos a verlo. 

Él la estaba cargando, no había necesidad de presentarse con título, su sangre llamaba a la mía, "MIO, MIO" parecía gritar mi cuerpo, ella era MÍA, producto del amor eterno, incondicional y mágico. Mark estaba sonriéndole a la pequeña bolita que se removía entre sus brazos, y la bolita le presionó el dedo.

  — Es tan fuerte como sus padres— Dijo Mark mientras volteaba a verme. Lo miré embobado, cada célula de mi cuerpo lloraba por el contacto, cada centímetro de mi ser pedía a gritos por el encuentro, Mark debió notarlo porque empezó a caminar hacia mi. 

Estaba listo, mis brazos escocían, mi pecho estaba apretado, mis ojos se formaban acuosos, y entonces él llegó y la miré. La bolita también me miró. 

Sus ojos... esos hermosos ojos me desarmaron y comencé a llorar, no sabía que extrañaba esa tonalidad hasta que pude verla en los ojos de mi hija. Mi hija. Esa bolita con mi color de cabello era mi pequeña. La bolita me reconoció y alzó su manita hacia mi rostro como diciendo "Sé quien eres" y claro que lo sabía, ella había llamado y yo había contestado a ella. Su mano se sentía tan suave y pequeña ante mi contacto. Pude escuchar su corazón ponerse en sintonía con el mío, y ella se acurrucó en mi pecho, bajando su mano y presionando fielmente mi corazón, llevó su otra manita a la boca y cerró sus ojos. Se durmió al instante, como si estuviera cansada, como si toda esta situación también la hubiese tenido alerta. 

Evander y Corban se acercaron a mirarla, sus rostros pasaron del modo "Intimidante" al modo "Necesito cargarla" en medio segundo. Evander incluso dio un par de palmadas de alegría. No quise soltarla, sabía que era egoísta pero simplemente no podía dejarla, había cruzado el mundo pensando que estaba muerta y ahora que podía tenerla entre mis brazos... sabía a ciencia cierta que despergarme de mi bolita iba a causarme un dolor físico. 

Bástian no se había despegado de Audrey, por lo que nos acercamos a ellos, Audrey se veía extremadamente pálida, una caricia a su rostro y comprobó que estaba fría también, aunque su vientre ahora estaba limpiamente cerrado y sin cicatrices. 

  — Deberíamos buscar una fuente de agua donde sumergirla, perdió mucha sangre y está débil, no despertará a menos que la metamos en agua— Dijo él. 

Lady Killer III- La Muerte de la Asesina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora