Prefacio

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—Entonces, le creíste a esa omega — el alfa no respondió — ...no puedo creer que le creíste que te estaba siendo infiel — Yuuri mencionó esto último aparentemente calmado.

Sus amigos los habían obligado a sentarse a hablar en un lugar apartado en el salón. El profesor del último periodo faltó y ellos se estaban cansado de verlos tristes y enojados al mismo tiempo; al ser por partida doble, se había vuelto peligroso tratar de ser un mediador. Durante la última semana el estado emocional de la pareja había sido sumamente inestable y eso tampoco favorecía para nada la situación.

Viktor miraba al omega desde su asiento, cohibido. No pudo ni responder, su novio continuó la charla levantando un poco la voz a cada paso. — ¡A pesar de que dijiste que yo era tu omega destinado! ... pero seguro ni siquiera recordaste eso — Yuuri trató de respirar profundamente y falló. — ¡Me hiciste sufrir por una semana! y solo porque creíste que te engañaba ¿Por eso es que me evitabas? ¿Qué no pudiste preguntar? Había tantas maneras en que podías descubrir la verdad ¡Podrías haber usado tu voz de alfa!

El omega estaba rojo de tanto gritar y aun así el dolor en su pecho no se calmaba. Viktor se paró comprendiendo su error e intentó remediarlo abrazando a su omega. Quería calmarlo y a la vez sonreír por el alivio de estar equivocado.

— ¡No te atrevas a acercarte! ¡Tienes prohibido tocarme, Viktor! — la exclamación asustó a las personas que se encontraban algo cerca, fue lo suficiente fuerte para que el salón se quedara en silencio unos minutos, luego cada compañero intento desaparecer del aula y no entrometerse en la pelea.

— ¿Estás terminando conmigo? — el alfa preguntó.

Yuuri soltó una risa vaga, tratando de disimular la tristeza. — Como si fuera a permitir que esa omega te tenga. Eres mi alfa y eso no va a cambiar, o pero si eso deseas... — las feromonas del omega golpearon invisiblemente a Viktor, la cercanía lo afectó. Sus manos se movieron solas y atrapó a Yuuri en sus brazos.

Su omega olía bien, de su cuello se desprendía un aroma a canela con limón, parecía ser una bebida embriagante, el aroma era refrescante y único. Pero ahora se volvía fuerte, se convertía en una intoxicante esencia a cada segundo. Aún así, siempre iba a ser la fragancia preferida de Viktor, porque solo ante su contacto parecía incrementarse.

— ¡NO! ¡No puedes tocarme! — el grito sobresaltó al alfa, Yuuri aprovechó para soltarse y correr furioso lejos de Viktor. El timbre de salida ya se había anunciado, el omega quería llegar a casa para gritar y maldecir a esa estúpida chica en la comodidad de su cuarto. Su alfa lo había tratado casi como basura la anterior semana, esos recuerdos lo ponían peor; tanto, que ni siquiera notó las miradas lascivas de los alfas y el aumento de temperatura en su cuerpo. 

Only one callDonde viven las historias. Descúbrelo ahora