Capítulo 3

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Viktor recorrió el camino a casa de Yuuri en tiempo record, era importante. No hubo paradas, solo aceleró tanto como pudo.

Y tenía mucho miedo. No, no al celo. Tenía miedo de él en celo.

El escozor en las encías, la tensión en su cuerpo, el calor que superaba la temperatura normal de un persona común y sobre todo la extraña sensación de posesión que le recorría las venas. Todo eso lo carcomía, le hacía pensar que perdería el control, que le haría daño a Yuuri. Un daño aun peor que dejarlo solo sin ninguna explicación.

Y la parte más difícil de estar lejos de Yuuri fue quitar la esencia de todos los lugares a donde fueron. Peor aun cuando esos eran por todo el colegio, al que sin duda no podía quemar. Solo le quedaba recordar cada jodido instante. Recordaba los momentos de tal manera que se le estrujaba el corazón, se le partía.

Estacionó su carro justo frente al portón y lo pudo ver descuidadamente abierto. Trató de no entrar en pánico.

Salió a tropezones debido a que el cinturón de seguridad se le trabó entre las manos. No miró alrededor, solo le importaba encontrar a su omega sano. Intacto.

Oyó voces adentro. No ayudó, lo hizo sentirse al filo de la desesperación. La gran necesidad de sostenerlo en sus brazos y apartar a cualquiera de su lado, la sentía desde lo profundo de su garganta, palpitando también en la boca de su estómago.

En la sala se encontraban los padres de Yuuri, la beta hablaba por el teléfono demasiado preocupada y el padre de Yuri caminaba a su alrededor casi comiéndose las uñas. Habían llegado hace poco.

— Es un celo demasiado fuerte, parece que se está muriendo —, Demasiados concentrados no notaron a Viktor del otro lado de la puerta, además las feromonas no eran fáciles de percibir para los betas — no, no tiene alfa — la madre de Yuri ahogó un grito —, No le conseguiremos uno, no le haré eso mi hijo. Santo Dios, puede decir sus cosas médicas a alguien que le interese — y colgó.

—Toshiya ¿oíste lo que dijo? — los padres de Yuuri eran japonés. Viktor lo sabía, aunque Yuuri también era un nombre ruso. A pesar de que el omega usaba lentes que no mostraban muchos sus ojos, Viktor sabía sobre su ascendencia asiática. Yuuri se lo contó y Toshiya claramente era un nombre muy japonés.

—Tal vez es lo que debamos hacer. Podemos, podemos llamar a un amigo. Si eso te hace sentir mejor.

Viktor no tuvo necesidad de romper la puerta, también estaba abierta. — No llamaran a nadie. Soy su alfa y seré el único en ayudarlo — él obviamente no pensaba más que por instinto ahora.

El silencio se propago como un rayo. Lo observaron atónitos, idos. — Subiré por él — lo dijo con tono autoritario, no sentía el olor de Yuuri y eso suscitaba malestar en sus sentidos.

Cuando Viktor ya iba por la mitad de los escalones, tratando de percibir, aunque sea un mínimo de esencia, los padres de Yuuri reaccionaron. Un alfa desconocido decía que era el alfa de su hijo y ellos le permitirían por eso llevárselo. Claro que no.

Al entrar al cuarto de Yuuri no encontró nada, de inmediato caminó al otro cuarto, había percibido un llamado. Al deslizar la puerta, encontró a una mujer alfa esparciendo feromonas al máximo. Era la hermana de Yuuri. Por eso casi no sentía a su omega.

Mari trastabillo al ver al chico, había logrado eliminar el rastro del celo de su hermano. Pero ahí estaba un alfa, buscándolo. ¿Acaso era el compañero del que le contó Yuuri?

Viktor le hubiera gruñido a la alfa, pero solo era una hermana tratando de ayudar. Yuuri no estaba en la cama.

No tardó en saber su paradero, él omega salió del armario al sentir al alfa. Tenía las mejillas sonrojadas, los ojos llorosos y el cabello pegado a la frente gracias al sudor. Se veía tan vulnerable.

Viktor también observó su ropa, era un tipo de polera que casi le llegaba hasta las rodillas. El alfa se quitó su chaqueta y envolvió a Yuuri con ella. El omega se aferró a esta, de una u otra forma lo tranquilizaba.

Los padres y la hermana de Yuuri estaban quietos, tratando de adivinar qué harían ahora.

A Viktor se le nubló la vista, sus pupilas se dilataron. Sus ojos eran casi negros. —Tenemos que salir de aquí, ven.

El alfa tenía la voz ronca y Yuuri solo asintió caminando con pasos trémulos hacia Viktor. No había otra opción, la necesidad bullía honda y desesperada. Ese mecanismo de unión y celo hacia trizas cualquier obstáculo.

No cabía otro pensamiento en sus mentes más que estar juntos. Y cuando el alfa cargó a su omega dispuesto a llevárselo. La familia de este no dijo ni una sola palabra.

De todas formas, era mejor que hacer que se quedaran y presenciar todo.

Only one callDonde viven las historias. Descúbrelo ahora