Capítulo 20

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Viktor no lo había mencionado en voz alta, pero sabía que en la mente de su omega se había instalado otra gran preocupación que acechaba su paz mental.

Ingresar a la universidad, la ansiedad anticipatoria.

Era un tema que se mencionó una sola vez y como está ligado al hecho de vincularlos como pareja, estaba afectando profundamente a Yuuri. El alfa no podía solo decirle que era algo por lo que no debía preocuparse, que sería fácil y que seguro ingresaría, eso sería demasiado desconsiderado.

Su dulce omega, quien comenzó a sobrepensar las cosas y sin darse cuenta se llenó de angustia, no iba a calmarse con palabras bonitas diciendo que todo estaría bien; pues, elegir una carrera de por sí ya es complicado.

Viktor había notado paulatinamente en cada conversación que tenían, en cada mirada, en las acciones que con nerviosismo Yuuri hacía; que de manera constante su atención parecía perderse y se iba a un segundo plano, donde seguro trazaba planes mientras se mordía las uñas con la mirada en otro lado. Aunque, siempre recuperaba la compostura y le sonreía, seguía siendo inquietante sentirlo nervioso y no poder calmar el hormigueo en el centro de su estómago.

Además, no encontraba el momento adecuado para conversar al respecto. Quería tanto decirle que no debía angustiarse por si iban a poder enlazarse o no, que era mejor centrarse en cuales eran sus metas para el futuro, que trabajo lo haría realmente feliz. Al final, solo pudo soltar sus feromonas para estabilizar a su omega, mientras se iba a sus clases por la tarde.

Cuando faltaban solo 10 minutos para terminar su clase, sintió a qué nivel escalaron los pensamientos negativos de su pareja, pues mientras prestaba atención al profesor de japonés, las arcadas y dolor de cabeza llegaron sin previo aviso. Viktor recordaba la sensación, solo podía tratarse de un ataque de pánico.

Salió del salón a penas la lección terminó y se apresuró hacía la casa de Yuuri. Mientras caminaba, repasaba en su mente las cosas que diría, era complicado.

Tener una persona tan preciosa, que por nada del mundo quieres que sufra, era un gran reto; se preguntó si cuando se enlazaran, este sentimiento se haría más fuerte o si su posesividad aumentaría de manera extraña. Tuvo miedo de dejar de ser él mismo.

Así que cuando llegó y pudo ver a Yuuri con cara llorosa, decidió abrazarlo en silencio. El alfa también tenía sus propias dudas, y si bien quiso ser fuente de tranquilidad para su omega, solo pudo compartir sus aflicciones. Estuvieron un buen rato abrazados, no se dieron cuenta de en qué momento pasaron del frio piso a la desordenada cama.

Viktor mantuvo los ojos cerrados, solo se movió para acomodar sus brazos alrededor de la cintura de su tierno compañero. Mari se había ido de casa, a modo de darles espacio, y los padres de Yuuri llegarían recién en una hora; por lo tanto, querían aprovechar al máximo estos momentos de cercanía.

Solo los dos.

Alejando con un abrazo la tristeza, los múltiples conflictos pasados, el sinsabor de haberse distanciado por malentendidos.

Y por fin, Yuuri pudo respirar profundamente y calmarse después de su estresante día. No podía creer que solo necesitaba un abrazo de Viktor para tranquilizarse plenamente, realmente era una locura esto de llegar a compartir emociones a tal grado.

Hubieran podido continuar así y tener una larga siesta, si no fuera poque el gato de la familia entró en el cuarto y comenzó a jugar con las cosas dispersas por el piso, no solo fue eso; también saltó sobre la cama y trató de jugar con los pies de los adolescentes. Mordiendo dedos y brincando de vez en cuando.

Tuvieron que levantarse.

El alfa se tropezó con algunos libros, se apoyó en la cama para no caer y hacerse daño. El omega no pudo evitar reírse y como venganza Viktor lo abrazó por la espalda para después caer ambos nuevamente en el mullido colchón. Se rieron fuertemente por la caída.

El movimiento extraño hizo que el gato saliera corriendo de la habitación, dejándolos solos.

La atmosfera cambió, de repente el ambiente se sentía pesado. Yuuri se encontraba recostado encima de Viktor, y se acomodó para poder mirarlo de cerca, ahora sus pectorales se rozaban. Bien, tal vez este no era el mejor momento; pero dos adolescentes en un espacio cerrado, no pueden pensar con total claridad.

El omega fue el primero en hablar — Podemos...ya sabes...solo un poco.

— ¿Besarnos?

Viktor hizo que Yuuri se ruborizara y mencionara— Sí, pero no lo digas en voz alta.

— Pero incluso ya hicimos más que eso, porque en el celo nosotros ...

El omega soltó un grito y se levantó mientras tapaba sus oídos y se sentaba al borde de la cama. Su compañero lo siguió casi inmediatamente, desistió de molestar más a su avergonzado novio, se acercó olfateando la esencia que se desprendía del cuello de Yuuri, rozó su nariz donde más se acentuaba su pulso y besó con lentitud su piel. Tomándose su tiempo.

Esto no era para nada como el celo, todo se sentía más real, era diferente. Sentía que bullía en todo su ser las ganas de hacer sentir seguro a su pareja, de consolarlo con besos tiernos y mimos. Un sentimiento extraño de añoranza, su corazón dolía como si pidiera a gritos estar más cerca, tanto como se pueda.

Pudo solamente tomar las mejillas del omega y besarlo desordenadamente, cerrando los ojos para poder sentir cada movimiento y suspiro. A la par, no podía dejar de pensar en que no tenían mucho tiempo hasta que los padres de Yuuri llegaran.

¿Cuánto más podían hacer? ¿Hasta dónde podían llegar?

Cada vez sus mentes se nublaban y dejaban de lado esas preguntas, se sentían como imanes, totalmente atraídos. Parecía más importante compartir ese momento.

Solo un poco más. 

Continuará...

Holiii, volví je je je c:  después de mucho tiempo

El el próximo capítulo habrá delicioso 

Bye

Only one callDonde viven las historias. Descúbrelo ahora