✽10.

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Su voz había sido ronca, un tanto modorra pero lo suficientemente hermosa como para recordarle por qué aquella niña provocaba tanto en él. La podía imaginar con sus típicos pijamas pasteles, sus ojos hinchados y su largo cabello hecho un desastre; los pequeños surcos de saliva deslizando por la comisura de sus labios. Toda esa vista que estaba perdiendo en estos pequeños segundos.

— ¿Hola?

Había quedado tan estupefacto con la miseria de sus pensamientos, que había olvidado que se encontraba en una llamada con la menor. Sacude la cabeza y siente que las palabras se atoran en su garganta, incapaz de reproducir las palabras que venían a su mente en estos momentos.

—Hola. —Responde unas octavas más debajo de lo común, volviendo su voz más gruesa de lo que solía ser.

De pronto, la llamada queda sumergida en un silencio. Los segundos en los que Harry deseaba que la otra no cortara, o que no comenzara a gritarle. Necesitaba darle sus explicaciones—inútiles—para volver a hacer que le amara.

¿Qué pasa, Harry? —Habla en voz baja, tan suave pero al mismo tiempo tan ofuscada. Le escucha bufar con fuerza a través de la línea, haciendo que su oído lastimara un poco.

—Te extrañaba. —Murmura a secas, jugando con el cordón que colgaba de sus joggers sobre la cintura.

Nuevamente todo era silencio. No había ningún sonido a través de la bocina del móvil y el rizado teme haberla cagado. Se pasa la mano por el cabello, acariciando las largas hebras del mismo y deseando que la llamada nunca terminase, que Noah no entrara en razón y se diera cuenta que esto era una completa pérdida de tiempo.

¿No es un poco tarde para ti? —Y no sabía si se refería a la relación, la hora, su propia persona. ¿Tarde para qué?

—No lo es tan...

—Mañana tienes entrenamiento.

Y la sonrisa bobalicona que se le había dibujado en aquel instante no tenía comparación alguna. La forma en la que ella podía recordar los pequeños detalles, incluso los entrenamientos de los que ella no entendía mucho. Varios del equipo le habían preguntado en un principio por la adorable chica que solía sentarse en las gradas, observando el escenario y trazando bocetos con carboncillo, a veces con un simple lápiz.

—Lo recordaste. —No puede evitar mantener la sonrisa sobre sus labios gruesos, esa que tantas veces había sido besada por ella.

— ¿Cómo olvidar algo que estuvo conmigo más de dos años?

Y la pregunta duele. Hunde su pecho en alfileres y le asfixia con la necesidad que tiene de ella; está sediento, pero no es agua lo que su cuerpo pide, es el calor de la castaña que estaba del otro lado de la línea, probablemente sopesando lo que había dicho o pensando si había sido demasiado cruel. Porque le conocía a la perfección.

Tienes que descansar. —Ella rompe el silencio que se había formado por esta ocasión y Harry sólo niega con la cabeza.

—No quiero dejar de escuchar tu voz. —Y es sincero, como siempre lo había sido con ella.

Tendrás que acostumbrarte al silencio de ella. Tú y yo ya no estamos juntos. —Dice con dolor en su voz, lo puede notar por la forma en que tiembla al final. —Tú ya has rehecho tu vida. —Y sí. Recordaba que se habían visto en el centro comercial.

—No es lo mismo sin ti, princesa. —Murmura desesperado, dolido. Siente el ritmo cardíaco acelerársele.

Un capítulo se cierra y se comienza a escribir otro, Harry. —Habla con la mayor paciencia que tiene. —El nuestro terminó. —Le duele, porque la voz se le corta y eso tan sólo termina de partirle el corazón al rulado.

—No es así. No ha terminado, Noah. —Se rehúsa a creerlo, a escuchar aquellas palabras dolientes. Aprieta las muelas una contra otra y las frota hasta hacerlas chirriar.

Cierra ese capítulo, por favor. Nos hará menos daño. —Y ella empieza a llorar. Lo sabe por la forma en que la escucha sollozar a través de la línea, cosa que le rompe el corazón por segunda vez en la noche.

—Sólo te quiero a mi lado.

Y corta la llamada.

Ballet & Flowers [h.s. -Short fic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora