✽15.

134 8 0
                                    

La cosa con las segundas oportunidades es que en un principio la sonrisa puede permanecer en un promedio de 1 a 2 meses antes de que las inseguridades reaparezcan. Ella sentía ese picor al momento que Harry tomaba por la cintura a las fans para tomarse algunas fotos, se preguntaba qué significaba cada sonrisa en su precioso rostro y se angustiaba de verle mirar a alguien más.

Sus pinturas dejaron de ser coloridas y el jardín del vecino había dejado de ser interesante, ahora sólo prefería pintar los días nublados y omitía la vista de las plantas destellantes frente a sus ojos. Styles le mira por el umbral con cierta preocupación que prefiere ignorar después de un par de ocasiones.

Solía regalarle flores, peluches y dulces, justo como lo hacía antes de la ruptura. Ella sólo agradecía, le abrazaba, le besaba y se retiraba a su estudio. Se había vuelto tal la costumbre, que el jugador ya ni siquiera se molestaba en sonreír cada que llegaba a casa con un presente.

Noah no expresaba absolutamente nada, ni tenía el ápice de una sonrisa, así como tampoco el amago de un llanto. Parecía una clase de robot y era algo que a Harry comenzaba a fastidiarle. No era la pequeña castaña con la que inició una relación, ni aquella con la que se acurrucaba cada madrugada.

Y es en el cuarto mes de reconciliación, que él le pide una explicación.

Ella le está dando la espalda en su despacho. Está pintando un atardecer, justo como el que entraba por la ventana; no pinta las flores pero se concentra en el color claro de las nubes, la nitidez del cielo y los detallados tejados de las casas; pinta algunos autos que tal vez pasaron por ahí hace unos minutos pero ya no se encuentran más.

— ¿Has notado que ya no pinto flores? —Ella habla en voz baja sin detener el movimiento de su mano con el pincel, sus ojos castaños fijos en la obra maestra, que se repetía como muchas que había hecho antes.

—Sí. —Responde, completamente ignorante de lo que vendría a continuación.

—Es porque antes me hacías sentir como una flor. —Murmura, separando unos instantes las cerdas del pincel para combinar otro color y enseguida volver al lienzo. —Me amabas, me cuidabas, no dejabas que me marchitara. —La forma en que denotaba el pasado en sus palabras pronto comienza a agitar al mayor, quien se acerca un paso, haciendo chirriar la madera del suelo. —No te acerques. —Ella demanda, cerca de parecer tener ojos en la nuca. —Rompiste tu promesa.

Lo sabía.

—La sigues viendo.

—Noah, yo...

—Sigues estando con ella, aún y cuando prometiste ser mío. —La voz se rompe y pronto siente un par de brazos protectores rodearle. — ¡Suéltame!

—No la estoy viendo, mi niña. —Habla suplicante, apretándola entre sus extremidades, a pesar de que la castaña se removía de forma inquieta entre las mismas.

— ¡Suéltame! ¡Eres un mentiroso! —Patalea al aire y chilla, intentando golpearle con el pincel, tan sólo terminando por pintar la piel del más alto con una tonalidad de gris del mismo. — ¡Mentiroso!

—No la estoy viendo, Noah. —Pide compasión, pide paz. —Maya ya no existe para mí.

— ¡No la menciones! ¡Eres un mentiroso! ¡¿Crees que no noto la forma en que no te despegas de tu celular?! —Aquello sorprende un poco el rizado pero sólo puede limitarse a suspirar y apretar el abrazo del que la menor quería deshacerse en vano.

— ¡Pero no son mensajes con ella, princesa! —Intenta explicarse con desespero, angustiado por la actitud de la pequeña.

— ¡Suéltame, Styles!

Ballet & Flowers [h.s. -Short fic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora