✽18.

94 9 0
                                    


Años después

Noah al fin cumple su sueño de abrir su propia academia de danza. Ahorró lo suficiente para poder establecerse en el segundo piso de un local y en ese lugar era donde nacía la magia para cientos de niños y niñas que deseaban iniciar sus cursos de ballet. Adoraba el verles sonreír tan puramente, manteniéndose sobre las puntas de sus pies, obra de sus constantes lecciones y arduos entrenamientos, para al final ser recibidos por sus madres y padres en la entrada, preguntándoles por su día.

Su madre solía esperarle en casa con la comida hecha, aún consentida por ella, después de todos estos años juntas. Su cabello castaño ahora tenía un ligero toque rojizo, mientras que lo había dejado crecer hasta la cintura; su vestimenta no cambió en nada, tan sólo ahora dedicaba mayor parte del tiempo a la danza que a la pintura, habiendo vendido algunas de sus obras, las más apreciables, a algunos clientes cercanos.

Había contratado a una profesora para que le apoyase en las clases a los alumnos de danza. Su nombre era Romina, provenía de Colombia y era una extranjera con búsqueda de oportunidades en Francia. Cuando la conoció, nadie había querido darle la oportunidad por sus raíces latinoamericanas y su color moreno de piel pero a Noah le había parecido el aspecto más exótico y encantador de la chica, por lo que decidió reclutarle junto a ella en apoyo de las clases. Era excelente y tenía un cuerpo bastante tonificado, notoriamente dedicado al ballet en una mayor dimensión a lo que ella hacía.

Su madre se regocijaba en el orgullo de los logros de su hija, tan sólo mirándola con una gran sonrisa cada que cruzaba por la puerta con esa escuálida figura y su rostro cansino. Solía recibirla con platillos deliciosos que pronto cambiaban una expresión tensa por una amplia y sincera sonrisa que terminaba por contar el largo día que había tenido. Todo parecía en orden dentro del arcoíris, incluso las pláticas eran tan triviales que las carcajadas no se hacían esperar en la mesa.

Todo estaba en su lugar, hasta que el televisor era encendido en las noticias y el espacio de los deportes era invadido por un rostro bastante familiar.

Aquella coqueta sonrisa continuaba pareciendo la de un infante jubiloso de sus múltiples victorias, y eso no quedaba en duda cuando las copas eran levantadas por el de rizos, quien había cortado su melena de forma drástica apenas un año después de su separación definitiva. Su madre solía cambiar drásticamente de canal cuando Packers era mencionado en la TV, sin embargo, ella se encargaba de leer los titulares online más tarde en su habitación, que tenía un tiempo a solas con su tableta.

Aún existía un vacío en su interior que no había logrado rellenar en todos estos años de soledad. En su mente, aún existía el inquietante pensamiento de si él todavía la tenía en su cabeza o le había olvidado en lo absoluto. Habían sido años desde la última vez que se gritaron y lanzaron cosas, ni siquiera le interesaba leer los encabezados que acusaban a Styles de salir con una chica nueva cada mes o aquellas que incluso le habían dedicado canciones en sus álbumes—que muchas eran demasiado buenas como para no repetirlas en el estéreo y deprimirse recordando que estaban en lo correcto: Harry siempre fue perfecto.

Noah había intensado salir con otros chicos, conocer más personas, todo con la intención de olvidar al sonriente rulado que se rehusaba a abandonar el arropo de sus más profundos sueños, y la misión fue un total fracaso incluso cuando logró salir con un importante político del cual su hija era alumna de la academia y había puesto sus interesados ojos en ella. Su madre puso el grito en el cielo cuando se enteró de que habían tenido una cita a escondidas de ella.

Y aun así, a pesar de intentarlo, esa mata de rizos aún parecía pasear bajo su níveo y terso tacto, como aquellas primaveras que amanecían melosos entre las sábanas con tiernos besos y un esplendor de cursilería inundando la habitación en el manto del amor. Ellos dos se amaron tanto, que ahora ese amor ardía en el hueco de su ausencia tras ese dolor.

Ballet & Flowers [h.s. -Short fic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora