Jardin Inquebrantable

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POV:Sanji

10 años después...

La cafetería a estas horas está vacía, salvo Perona y yo. Los demás se han ido, ella limpia las mesas y yo lavo los trastes y pienso en qué clase de clientes tendré mañana.
Solía tener un restaurante familiar, pero por culpa de alguien, tuvo que ser cerrado...y apagado. Sí, mi restaurante, mi segundo hijo, tuvo un accidente un tanto..."caliente", así que tuve que llamar a los bomberos y apagar el fuego, gracias al cielo, nadie resultó herido, más que mi corazón.
-Oye..Sanji~ ya terminé, ¿Qué más hago?- habló la Pelirrosa a distancia.
-ah, gracias Perona, perdón por hacer
que te quedaras tan tarde- ella me miró seria. - Si es por un pago más, no es molestia- habló con esa voz chillona. La miré con una sonrisa nostálgica. - Bien, como son vaca-- miré hacia la puerta de entrada, había un hombre, un poco mayor, como de 50 o más, con una bolsa negra cubriendo su cabeza, hombros y espalda. Tocaba desde afuera, pidiendo refugio, puesto que había una lluvia demasiado fuerte. Cosa de la que apenas me entero. -  Sanji, ¿Lo dejo entrar? En unos minutos estaremos cerrando el negocio- habló de nuevo. Había algo en ese hombre que me decía que lo dejara entrar, y de paso darle una taza de café. - Si no es mucha molestia, Perona, abre la puerta, y déjalo entrar. Yo serviré agua para café- dije mientras dejaba los trastes e iba por una jarra y el café molido. -¿¡Eh!? ¡Pero ya vamos a cerrar!- gritó agudamente, tuve que taparme el odio con el hombro sigilosamente. - Tu sólo hazlo- dije lo más sereno posible. Sé que me miró mal antes de que sus tacones resonaran contra el piso directo hacia la puerta. Se oyó la pequeña campana de la puerta agitarse al abrirla. - ah, muchas gracias jóvenes. Perdón por venir a estas horas, pero, me tomó desprevenido la lluvia y no vi otro negocio abierto más que este.- no vestía de traje, más tampoco vestía mal. Pero su ropa ya se veía un tanto vieja. - Si, pero no tardamos en cerrar, ¿cierto, Sanji?-  -¿Eh? Ah, sí, aquí tiene señor, debe tener frío, en aquella barra están los condimentos-  dije con una sonrisa. - ¡Pero si ya le estás sirviendo café! ¿Cómo vamos a cerrar así?- gritó de nuevo. La ignoré y creo que en su mente me mató de las peores maneras. - En serio disculpe mi atrevimiento de venir a estas horas. Me iré de inmediato si a ustedes no les parece- se levantó e intenté calmarle. - oh, por favor, no se preocupe, no será el último día de mi café- hablé mientras rodeaba la barra. Volteó de inmediato y luego hacia Perona, al parecer, hoy traía un mal genio. - eh...Perona, si no es mucha molestia, ¿Puedes traerme dos platitos, por favor?- le dije sonriendo. Me miró mal, demasiado mal. - ¿Con cubiertos?- dijo, a lo que yo asentí. Caminó hacia el sótano (en donde guardamos los trastes cuando son de más) cuando vi que ya estaba lejos

hablé dejando soltar un suspiro. -Perdone a mi empleada, es nueva, y un tanto complicada.- regresé a la barra, en donde estaba el señor tomando el café. - si, no, digo...perdoneme a mi, por aparecer cuando ya están apunto de cerrar.- Sonreí de nuevo; me agaché para entrar y terminar de lavar los trastes. - Disculpe mi atrevimiento, pero, ¿Cuántos años tiene?- volteé a verlo, y creo que se incomodó.- ¡ah! Perdone mi incumbencia, no debe responder si no quiere- . -No, no, está bien, no se preocupe. Tengo 29 años.- dije, mientras me volteaba de nuevo. -...es demasiado joven para tener un negocio.- dijo en voz baja, pero un tanto fuerte como para que yo igual escuche.- llevo 3 años con el negocio apenas- dije y él levantó la mirada sorprendido.- De verdad, disculpe mi atrevimiento, solo salió por sí sola.- solté una leve risita. - Una vez tuve un amigo un poco menor que yo que era muy tímido al momento de ser social.- dije por inercia. Levanté la cara, dejé los platos, y me volteé. -¿En serio?- dijo. - Si, era una persona un poco... pequeña en cuanto al físico pero casi como un gigante en cuanto a la mente. Desde que lo conozco, siempre estuvo dentro del mundo de la medicina, creo que su tutora era una gran doctora por donde él vivía.- dije con nostalgia, ¡ay, de verdad extrañaba a Chopper y a todos! realmente.- Pero no creo que ella haya afectado en eso. Supongo que el querer ayudar a las personas era su motor.- mientras contaba me volví de nuevo a los trastes, pero al ver que no hayaba la motivación para lavarlos los dejé nuevamente, parecía que nunca terminaría de lavarlos. -Bueno, creo que su amigo cumplió su meta ¿Cierto?- dijo con una sonrisa. -si, se cambió de país para poder hacer de su sueño, una realidad. Espero con todo corazón que esté cumpliendolo.- miré por la ventana, seguía lloviendo pero no tanto como antes.- ¿Han perdido el contacto?- dijo mientras tomaba un sorbo del café. - Se podría decir. Gracias a uno de nuestros amigos, nuestras vidas se tornaron en caminos muy diferentes- hablé de nuevo. - Hace 10 años, no sólo éramos Chopper y yo, éramos nueve los amigos inseparables. El creador de ese grupo era de esas personas que, por alguna extraña razón, querías ser su amigo, querías darte a notar frente de él. Luffy era como un lobo en busca de su manada y cuando nos encontró, nunca dejó que nos volvieramos a separar.- recordé esos viejos pero agradables momentos en la preparatoria con ellos. - Los extraña mucho, ¿verdad joven?-. - no tiene ni idea.- hablé mientras me preparaba yo otro café. Iba a ser una noche larga.

¡Hola!

Gracias a una amiga, decidí crear mi propio y primer fanfic de el anime/serie que más amo. ¡One Piece! Si, el capítulo se me hizo corto mientras lo escribia, pensaba que necesitaba más trama. Pero si le ponía más, eso ya iba a quedar como un One-shot .

B

ueno, las leo en el siguiente capítulo!!!

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