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Te quiero.

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Una de las cosas que más había extrañado el rubio en esos 4 meses fuera de casa, era el poder despertar al lado de la mujer que amaba. Siempre se sentía bien al lado de ella, y esperaba no volver a separarse por un largo tiempo más.

Katsuki se giró en su mismo eje hasta tener la vista del rostro de su pareja. Siempre que tenía la ocasión, miraba el rostro de su esposa. Era una de las escasas cosas tiernas que hacía sin que nadie se diera cuenta. Es que no podía evitar mirar a la persona que siempre estuvo con él.

Porque, aunque hubo un momento de su historia que estuvieron separados, ella igualmente estuvo allí para él.

—¿Qué tanto ves?

Bakugou dejó de mirarla y giró su cuerpo a la posición inicial de su despertar. Quedó mirando hacia el cielo y cruzó los brazos detrás de la cabeza para mayor comodidad.

—Nada. —Negó lo que antes hacía con tanto anhelo.

No le iba a decir lo que en verdad hacia; no le iba a decir que se veía más bonita de lo normal, no le iba a decir que la había extrañado, no le iba a decir que la quería. Porque así era él.

—Mmm, vale —susurró [Nombre] mientras se acomodaba en el pecho de su pareja—. Haré como que te creo.

Bakugou rechistó al escuchar la burla de [Nombre], pero se dejó encantar por la risa de la chica cerrando por un momento los ojos.

Su madre tenía razón; el amor es cálido.

—¿Qué quieres para desayunar?

Volvió a abrir los ojos ante la pregunta de su mujer. Bajó su mano hasta la barbilla de ella y la tomó haciendo que la inclinase en dirección suya. Le robó un beso corto pero profundo antes de separarse de ella y levantarse de la cama.

—Yo cocino.

[Nombre] se sentó en la cama, estirándose para despejar el cuerpo.

—¿Y eso? ¿Mi rostro tiene poderes mágicos que hacen que quieras hacer las cosas del hogar?

—Si sigues así de chistosa, no haré nada.

La chica se quedó callada después de eso, dando a entender que esperaba que el chico sí hiciera lo que prometió un minuto atrás.

Bakugou salió de la habitación con no más que una camiseta y unos boxers, el mismo atuendo que ocupaba siempre para dormir. Y si no era eso, es porque estaba desnudo.

Llegó a la cocina y rápidamente empezó a buscar lo necesario para hacer el desayuno. Algo no tan contundente, pues no estaba de humor para desayunar demasiado y su mujer no era de buen comer.

—¿Qué cocinarás? —preguntó [Nombre], que estaba posada en el marco de la puerta de la cocina.

—Haré pan y huevo.

—Uh, que occidental. —La chica se sentó en el taburete del mesón—. Los viajes te tienen cambiado. Antes te encantaba desayunar un contundente bol de arroz con sopa.

—Aún —dijo mientras empezaba a revolver el huevo—, solo que ahora no tengo tanta hambre.

—OMG, Bakugou Katsuki, mi Katsuki ¿no tiene tanta hambre?

—Deja de parlotear y alista los platos.

La joven se levantó de su asiento y empezó a llevar lo necesario a la mesa.

Cuando ya todo estaba listo para llegar y comer, la chica se sentó de nuevo esperando que el rubio empezara a servir. Lo cuál hizo de inmediato.

—Se ve delicioso —dijo [Nombre] mirando el plato con el desayuno que su marido le había preparado—. ¡Buen provecho!

Así empezaron a desayunar tranquilos, conversando un poco de lo que harían en el día o de lo que hicieron cuando no estaban juntos. Y entre conversación y conversación, llegaron al tema de la discusión.

—¿Crees qué... deberíamos darnos un tiempo?

Katsuki no dijo que sí, pero tampoco lo negó. Aunque pensaba que podía ser una opción, en el fondo no quería separarse.

—No lo sé. Tampoco es fácil, estamos casados.

—Entonces solucionemoslo. —La chica le tomó las manos a su pareja, manteniendo presión en estas—. Quiero estar contigo. Tú, yo y...

—¿Y...?

[Nombre] se mordió el labio con fuerza, era difícil para ella dar noticias, aunque estas fueran buenas. Nunca le gustó la idea de que él se enterara por otras personas, por eso era ahora o nunca.

—Katsuki, estoy embarazada.

Silencio, un profundo silencio después de lo dicho se mantuvo por unos segundos. Bakugou lo único que podía hacer era mirarla, a ella y a su cuerpo.

—¿Qué?

—Vas a ser papá, Katsuki —dijo al punto de lágrimas. Llevó su mano a su vientre y se limpió las lágrimas con la otra mano—. Vamos a ser padres.

—¿Cuánto... tiempo tienes?

—4 meses y medio —contestó mientras veía al rubio pararse de la mesa y revolver su cabello—. El doctor ha dicho que tengo suerte de tener vientre pequeño.

Bakugou paró de tomarse el pelo y mantuvo su mirada nuevamente en ella. Era verdad, él no se había dado cuenta de la minúscula barriga que se le notaba debajo del camisón.

Se acercó a ella con la vista en sus ojos, y agarró con sus manos sus mejillas.

—Te quiero, maldita sea —dijo antes de besarle. Fue un poco efusivo y agresivo, pero era la excitación del momento—. Te quiero tanto.

—Yo también te quiero, Katsuki.

Te amo.

Nota:
Una forma de decir te amo es simplemente un te quiero.

21 Maneras de decir «Te Amo». [Bakugou Katsuki | BNHA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora