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Odio verte triste.

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La mirada penetrante que le daba el  rubio a la chica era incómodo, muy incómodo.

El salón del departamento no tenía más que el bullicio de las voces del televisor, pues ninguno de los dos estaba con ánimo de tener una conversación amena. Por lo menos no ella, y él lo comprendía.

—No me mires así, estoy bien —susurró nerviosa la joven. Y aunque dijese eso; sus manos en constante movimiento, sus ojos apagados, sus labios fruncidos y la sensación que daba decían todo lo contrario—. Puedes ir a trabajar tranquilo.

La conocía tan bien, demasiado bien como para no saber el estado de su mujer. ¿Acaso pensaba qué era un idiota?

—¿De verdad? —preguntó el rubio sentándose al lado de la chica que estaba en el gran sofá, esta no lo miró y ni volteó a verlo.

—Sí. —Agachó la cabeza para que su pareja no pudiese verle triste.

Bakugou suspiró y se dejó recostar en el respaldo del sofá, posicionando sus brazos detrás de su cabeza. Tal vez llegaría un poco tarde a la agencia, pero por ella lo vale.

Su mujer lo miró extrañada, aunque aún se notaba pequeños rastros de tristeza en su rostro.

—No me moveré de aquí hasta que estés mejor —dijo, y cruzó las piernas acomodándose.

La chica bufó por la actitud del él, pero cambió a una pequeña sonrisa agradecida. Una sonrisa pequeña, pero que para el rubio era una alegría.

—Eres un caso, Kacchan.

El rostro del muchacho se transformó en una mueca de disgusto. Odiaba ser llamado así, y más si ella lo hacía, o peor, si el idiota de Midoriya lo decía.

—No me llames así, es molesto. —Alegó el rubio enojado.

La susurrante risa de la joven se escuchó después de que hablara el rubio. Cuando paró de reír, la chica se quedó viendo a su pareja.

—Gracias, Katsuki. —Agradeció por todo. Su mano se posó en la rodilla del rubio—. Te amo.

El chico se quedó callado ante las palabras de su mujer, apretó la mandíbula y empezó a sentir un calor en su rostro. ¿Por qué siempre pasaba lo mismo cuando le decía esas palabras?

La chica le sonrió y se acercó a él, acostándose en su pecho. Este no se movió, más bien llevó sus brazos alrededor de la joven, abrazándola y acercándola más a él.

—Katsuki... —La chica cerró los ojos al sentir los brazos fuertes de su marido abrazarla, que él hiciera eso siempre la hacía sentir protegida.

El rubio estrujó el cuerpo de su mujer contra él, así sintiendo el calor que emanaba de su cuerpo. Eran tan pocas veces que podían estar así, el siempre llegaba tarde del trabajo y cuando volvía ella ya estaba acostada.

Los delgados brazos de la joven temblaron al momento de devolverle el abrazo a su pareja. Resguardó su rostro en el pecho del rubio y se quedó allí, sollozando.

Al chico no le gustaba verla así, triste. Eran esos momentos de reflexión que le hacían valorar el estar con ella y tenerla a su lado. Bakugou se separó de ella y le miró a los ojos mientras acariciaba su espalda en un vaivén de arriba abajo.

—Puedes llorar si quieres —dijo. Esta trató de sonreír para que pudiera ver que estaba bien, aunque no lo estaba. El chico volvió a abrazarla mientras escuchaba el inicio del llanto de su pareja ahogándose en su pecho—. Vamos a la cama a descansar.

—Pero tienes que ir a trabajar —dijo la muchacha levantando su rostro manchado por las lágrimas. El rubio al verla así, besó su frente y le dio una sonrisa ladina.

—No me importa —habló, y le tendía una mano a su mujer para que le siguiera. Ella sonrió y tomó su mano para irse con él. Este la agarró de la cintura y llevó su rostro hasta la oreja de ella, susurrándole—. No quiero verte triste.

Te amo.

Nota:
Otra manera de decir te amo es preocuparse por el ánimo de esa persona.

21 Maneras de decir «Te Amo». [Bakugou Katsuki | BNHA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora