Capitulo VIII: La curiosidad

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Ser Davos no ocultó su alegría al verla de nuevo, la abrazó inesperadamente y ella no lo hizo a un lado, de hecho, aquel gesto le conmovió. La curiosidad era obvia, aun así, la prudencia permaneció en cada uno, nadie se atrevió a preguntar. Jon respetó su silencio, respetó que quisiera reservar su historia. Después de todo lo que ella le había contado cuando continuaron caminando por las orillas del mar, la entendía, lo que había vivido, lo que le sucedía, quien era realmente no era algo que cualquiera lograría comprender. Davos fue uno de los que obtuvo información privilegiada de labios de la mujer de cabello blanco, un resumen de lo que quiso contar, lo justo y lo necesario, no quería decir más. Temió por un instante en rechazo, pero el hombre era maduro, no le juzgó por el hecho de ser quien era.

Se reunieron a discutir sobre las estrategias de combate, esta vez aportó tanto como deseó, dio su opinión cuando creyó que alguien se equivocaba. Ella mejor que nadie conocía esas tierras, había enfrentado a los muertos, vio al mismo Rey de la noche a los ojos, frente a frente, y aún estaba ahí, viva.

Atacarles de frente será un problema, hay que dividirlos e intentar acabar con ellos desde la distancia. —Explicó, estaba de pie al lado de Jon algo que no le complacía del todo a la madre de los dragones. —Cualquiera que caiga muerto en el campo de batalla significará una desventaja para nosotros, todas las personas que mueran a manos del ejército de los muertos, volverá y se unirá a ellos —Lo vio, en el reino presencio como cada uno de los que habían fallecido se levantaban como simples marionetas.

¿Qué propones entonces? —preguntó la madre de los dragones quien tenía a su lado a Tyrion y Missandei.

Primero, el ejército de —hizo una pausa, no iba a llamarle "su majestad" ni nada de ello, la mujer no era nadie para ella más que un aliado valioso —Su Majestad,—aunque no lo dijo de forma burlesca, pareció que sí —los dothrakis deberían portar ropas más gruesas, de lo contrario, sucumbirán ante el clima. Personalmente sugeriría pelear un poco más hacia el sur.

Los espectros destrozarían a cualquiera que se atravesara en sus caminos. No estaban preparados para la guerra, las arma que tenían no funcionarían contra los muertos pero ella... ella si podía pelear contra ellos. Tenía la experiencia, poca, pero tenía, sabía cómo mover ejércitos y comandarlos para que estos llegaran a la "victoria" pues aunque de primera mano no siempre fue ella quien participó como cabecilla en los grupos que se formaban para expediciones, siempre fue de las que ponía atención a lo que los demás hacían y aprendía.

Lo mejor que tenemos son sus dragones. —comentó la forastera observando a la Targaryen. —Yo por mi parte intentaré dispersarlos, si no atacan en grandes grupos, será más fácil hacerlos caer —Mostraba seguridad, en sus palabras había confianza, en sí misma.

¿Cómo? —preguntó Jon. Le preocupaba que pusiera su vida en peligro nuevamente.

Tengo mis métodos. —no iba a entrar en detalles, aunque lo preguntara alguien más, la mujer de ojos morados no iba a comentar en detalle lo que haría. —Lo principal es derribar al Rey de la noche, en eso debemos enfocarnos, además de reducir al mínimo los daños externos, mientras menos gente muera, mejor será.

Continuaron conversando, Jon propuso diferentes estrategias, debían ponerse en movimiento pronto. Tyrion demostró ser un buen estratega de todas formas, sus ideas tenían bastante sentido. Evey por su lado no quiso hacer mayor aporte a la discusión, no era dueña de los ejércitos y mucho menos su comandante, lo único que tenía claro es que ir de frente, desatar su furia no solo pondría en peligro a los vivos, sino a ella misma. Debían moverse pronto antes que el ataque les tomara por sorpresa.

Nieve y Oscuridad [Segunda Parte]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora