Capitulo XXI: Luz

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La batalla terminó.

Todo espectro no era más que un montón de huesos en la nieve, los cadáveres de los que cayeron en batalla serian enterrados y despedidos como era prudente, de todas formas, habían dado su vida por una causa, no merecían pertenecer a una pila de cadáveres cualquiera.

Evey estaba ahí de rodillas frente al montón de cenizas sintiendo un vacío en su pecho. ¿Había terminado todo ya? ¿No habría más rey de la noche? ¿Qué sucedería con las voces en su cabeza? Era tanto que procesar por lo que cerró ambos ojos y suspiró. Aun sentía la necesidad de ir hasta las tierras oscuras, de viajar y encontrar las respuestas que buscaba aunque las tuviera casi en sus manos ya.

Jon. —musitó la muchacha cuando sintió los brazos del pelinegro rodearla.

Ganamos. —murmuró él estando de rodillas frente a ella.

Lo hicimos —dijo ella con una sonrisa. De pronto lo pensó —Jon, —musito —gracias.

¿Por qué? —preguntó él.

Desde que te conocí mi vida cambió, vine aquí con la intención de morir, sentí que la oscuridad siempre estaría acechándome como un enemigo, que utilizaría todo lo que hay en mí, que todo lo malo que sucedió conmigo en el pasado lo transformaría en armas. —le explicó apoyando su cabeza sobre el hombro del hombre —Siempre pensé que si no moría, cuando llegara el momento la oscuridad me transformaría en un ser despreciable pero te conocí, te convertiste en esa estrella que brilla en el cielo de la noche. —esbozó una pequeña sonrisa —Estuviste ahí, no me juzgaste como los otros, no me miraste como si fuera un monstruo...

Evey —susurró él conmovido por sus palabras.

Evey se alejó un poco de él —Gracias —volvió a decir —por ser la estrella que me guió en la oscuridad.

Jon no dijo nada, sus manos se posaron suavemente en las mejillas de la muchacha para acto seguido chocar sus labios contra los de ella.

Todo lo malo que sucedió en su vida fue porque estuvo asustada. Aquel incidente con el guardia en el palacio se desató cuando se sintió amenazada, cuando su pequeño ser no alcanzaba a comprender por qué sus padres la enjaulaban como un animal. El segundo incidente tuvo lugar porque estuvo asustada, porque nadie le explicó quién era realmente, porque todos le ocultaron quien era, lo que era por egoísmo, porque querían esto o lo otro para ella. Creció como una niña marginada, era vista como un monstruo por otros, una amenaza, una bomba de tiempo y en esa época, solo era cuestión del pasar de unos días, semanas o años para que acabara como Hela, una niña asustada con demasiado poder en sus manos, decepcionada de un mundo donde todo es un juego de poder, donde los sentimientos ni la vida de los otros importa, donde todos son piezas en un tablero.

Llegó al sur con la esperanza de morir con honor antes que la oscuridad se apoderara de ella, que el problema que era se acabara con su muerte pero ahí mismo fue que descubrió que el problema no era ella, el problema eran los demás.

Jon —dijo con la cadencia que tiene un susurro. Evey estiró su mano para acariciar la mejilla del pelinegro —creo que estoy enamorada de ti.

Snow sonrió —No te culpo. —dijo y recibió un pequeño golpe en su hombro —Quisiera pasar el resto de mi vida a tu lado Evey, no importa quien fuiste ni quien eres, quiero quedarme a tu lado.

Y fue ahí cuando ella se abalanzó a sus brazos.

Jon podía pelear por su derecho al trono, decirle a todos que era el legítimo heredero, darle la noticia a Daenerys y al mundo entero, o podía elegir una vida tranquila lejos de las batallas, de las decisiones difíciles, de la muerte y las traiciones. Ni él ni ella querían una corona sobre sus cabezas aunque tenían el derecho a reclamarlas. Evey quería ver el mundo, la naturaleza y las criaturas de todo el mundo, viajar hasta los rincones que nadie ha visitado mientras que Jon deseaba tranquilidad. Eran similares en muchos aspectos y diferentes en otros, pero Jon había sido la luz en el camino de Evey, sin él, probablemente todo sería diferente.

Nieve y Oscuridad [Segunda Parte]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora