Nieve y Oscuridad [Segunda Parte]

Capitulo XV: Que digan lo que quieran.

No podía mantenerse quieta, pensaba y pensaba, arriesgó mucho aquel día viajando solo para ver como el ejercito de los muertos se acercaba dejando destrucción a su paso y se preguntaba a si misma sin descanso por qué no había peleado ahí mismo, por qué no había intentado detenerlos antes que se acercaran a Inveralia. ¿Tenía miedo aun? Sí, le aterraba la idea de morir y verse en la oscuridad rodeada de voces y sombras pero le aterraba aún más la idea de que no muriera exactamente y algo peor sucediera.

Estaba sentada haciendo nada, con su mirada fija los soldados practicando pero no los miraba, su mirada estaba en la nublada, en la nada, fija en el color de la nieve viendo solo figuras difusas moverse. Era tan irreal todo pero por fin sentía que algo podía hacer, que no era juzgada por quien era aunque aún había gente que le observaba con algo de temor y es que los rumores se esparcen rápido y se vuelven más interesantes cada vez que la persona que lo cuenta decide añadir nuevos e inventados detalles para hacer de esta llamativa.

Los dragones surcaban los cielos inquietos, habían pasado ya dos días, inquieta, su mente le decía que diera un paso adelante, que tomara uno de esos dragones y emprendiera el viaje que podía acabarlo todo, que podía acabar ella con todos pero al preguntarse el precio de esto, ninguna voz respondía. Había tanto que no sabía y deseaba saber pero nadie tenía las respuestas, solo en su pueblo, solo en otros pueblos podría encontrarlas y aunque le urgían, no podía alejarse pues en cuanto lo hiciera, todo caería y luego se levantaría para unirse al ejercito del rey de la noche.

—Evey —dijo una voz y en ese mismo momento pudo escuchar a Rhaegal rugir casi opacando el sonido de esa voz.

—No va a terminar con esto, —dijo ella sin voltearse a mirar —con el rey de la noche, siempre vendrá algo peor... —y entonces se volteó y casi como si las palabras que dijo hubieran sido escuchadas solo en su cabeza, sonrió.

Davos estaba ahí de pie observándola y no dijo nada, aturdido por sus palabras solo continuó observándola como si intentara entender el significado de estas.

—¿Qué pasa? —preguntó ella. —¿Ser Davos? —le llamó al no obtener respuesta.

No traía buenas noticias, Ser Davos había escuchado lo que no debía así que antes de continuar, se sentó a su lado y fijó su mirada hacia adelante —Están intentando ensuciar tu nombre desde que llegamos a Roca Dragon. —comenzó a explicarle —Muchos desde que llegaste han tenido miedo de lo que puedes hacer y creo que sentimientos personales han influido en que busquen alguna mancha en tu pasado para ensuciar tu presente, —y se volteó a observarla casi con una mirada paternal —no han encontrado nada pero no creo que se rindan.

Davos estaba buscando a Jon cuando escuchó a Varys hablar con Daenerys, incluso el primero estaba confundido por no haber podido encontrar nada sobre ella, ni siquiera real información sobre el pueblo de donde decía venir Evey, y solo sus poderes confirmaban que no era una charlatana del todo. Varys le dijo a Daenerys que la muchacha era peligrosa y que no debían confiar en ella, nadie hace buenas acciones a cambio de nada y sugirió que quizá tenia algún interés en la corona pues con lo que podía hacer, fácilmente podría comenzar una tiranía y poner a muchos bajo sus pies. Davos escuchó todo y estaba preocupado por ello, y aunque Tyrion dijo que dudaba que esas fueran las intenciones de la forastera que cabía la posibilidad que estuviera esperando que los ejércitos disminuyeran en cantidad, pero que lo dudaba pues no la creía capaz de eso y Daenerys sugirió que quizá la corona la quería para Jon y no para ella.

Que todo comenzara a salir a estas alturas a la luz era tan molesto como inesperado, estaba a punto de enfrentar a un enemigo más poderoso.

Evey suspiró y sonrió para luego morder su labio inferior —Claro, entiendo, todos queremos saber quién es la persona que tenemos a un lado —y por algún motivo, todos los recuerdos vinieron a su mente como una avalancha.