Capitulo XII: ¿Se fue?

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No, no había tomado un dragón, la muchacha de cabello blanco tomó un caballo y emprendió carrera antes que cualquiera pudiera decir algo, su figura desapareció en el horizonte tan rápido como los latidos de corazón de Jon al saber que la mujer se había marchado sin decir nada tras la noticia que a él tampoco le sentó bien. Daenerys no fue recibida de la mejor manera, los norteños la miraban con desconfianza, pero aun así, en épocas de guerra, de terror y oscuridad la aceptaron sin cuestionar dejando de lado un momento lo que en el pasado sucedió con la familia Targaryen. Arya estaba ahí y observaba a la madre de dragones con recelo al igual que Sansa, Jon estaba nervioso, Davos preocupado y los demás comenzaban los preparativos para moverse.

Los ejércitos comenzaron a alistarse, los dothrakis recibieron armaduras para combatir el frio igual que los inmaculados. Los Lords de invernalia mantenían fervientes conversaciones respecto a que se debía hacer, las opiniones de Daenerys no fueron tomadas demasiado en cuenta al comienzo hasta que Tyrion salió a su defensa, después de todo la mujer había conquistado y roto cadenas, no todo lo que saldría de su boca serian tonterías.

Tú amiga... —dijo Arya acercándose a su hermano.

Evey —respondió Jon antes que ella terminara su frase. Hace momentos atrás tuvieron su reencuentro, pero la noticia de la caída del muro les había impedido disfrutarlas del todo.

Sansa ya me habló de ella, —le dijo la fémina menor de los Starks —te gusta, ¿no? —su pregunta tomó desprevenido a Snow —te ves preocupado por ella, creo que pidió un caballo y partió sin decirle a nadie...

No creo que vaya a pelear sola —dijo con evidente nerviosismo el pelinegro —creo que solo quiere analizar el campo de batalla, nada mas

Se ve capaz, al menos por lo que dicen de ella. —lo interrumpió Arya —No creo que haya huido. —comentó.

También lo dudo, Evey no es de las que huyen —dijo Davos sumándose a la conversación —quiso tomar un dragón pero Daenerys no se lo permitió —les informó.

Sí, Evey quiso tomar un dragón, con ello podría haber hecho de su camino más simple, menos complicado y más rápido pero la madre de dragones se había opuesto aun cuando Rhaegal se había mostrado dócil con la forastera argumentando que temía por la vida de ellos cuando en realidad, fue otro sentimiento el que produjo el rechazo a la idea cuando vio a su dragón dejar que la mujer de cabello blanco lo tocara.

¿Dónde está Evey? —preguntó Sansa, ella por su parte no tenía cariño por la sureña, solo la veía como un valioso soldado.

Se fue —dijo Arya

¿¡Se fue!? —preguntó la pelirroja casi en pánico.

Quiso ver que está pasando en el sur —intervino Davos —partió hace unas horas atrás.

Las miradas se fijaron en Jon, en su rostro se veía la preocupación, era evidente que estaba pensando tomar un caballo e ir tras ella pero sabía que esa opción era la más arriesgada, aun así, no quería perderla pues tenía miedo que no regresara, ya la había dado por muerta una vez, no quería sentir que la perdía por una segunda.

—Los ejércitos se están preparando —dijo Tyrión interrumpiendo a los demás. La gran charla parecía haber concluido y cada Lord estaba preparándose como podía para combatir la amenaza que se acercaba.

Deberías montar uno —Daenerys venia acompañada de Missandei, vestida con gruesos ropajes.

¿Montar uno? ¿Un qué? —preguntó confundido Snow que aún continuaba pensando e imaginando lo peor al saber que Evey había partido sin ningún aviso.

Daenerys sonrió —Uno de mis dragones, necesitamos otro jinete.

Todos guardaron silencio, Davos debió morder su lengua incluso para no dar una mala opinión pues había visto la escena con sus propios ojos y no pudo creer lo infantil de esta. Ser Davos estaba tan preocupado como Jon, el cariño que sentía hacia la sureña era como el de una hija, ella era joven y fácilmente pudo serlo, además del tiempo que habían compartido y las charlas, no era tarea difícil encariñarse con ella así que sí, también temía por su vida, sabía que ella era capaz de mucho, pero aun así, temía que al llegar el ejercito de los muertos, ella estuviera entre sus filas.

¿Un dragón? —preguntó de nuevo Sansa, sorprendida.

Sí, se han mostrado particularmente dóciles con Jon y nos hará falta uno para combatir —explicó la rubia

Necesitamos aferrarnos a todo lo que tenemos para garantizar una victoria. —añadió Tyrion. Sabía que su hermana no iba a cooperar —Mientras, creo que debemos pulir nuestra estrategia.

Sí, tienes razón —dijo Jon vagamente. Y dicho eso caminó junto a Tyrion dejando al resto atrás, Davos se les unió segundos más tarde quedando solo ahí Sansa, Daenerys, Arya y Missandei.

Arya era quien observaba en silencio analizando, su mirada estaba casi fija en Daenerys, no le agradaba del todo, había algo en al Targaryen que a la pelinegra no le gustaba y parecía ser la única ahí que no estaba preocupada por la ausencia de la mujer que había llegado primero que, a su propio juicio se veía como una mujer fuerte, incluso más que la madre de dragones quien tenía adjudicados bastantes títulos, pomposos y exagerados títulos.

Sansa fue la siguiente en marcharse cuando un soldado se le acercó a informar algo sobre las tropas quedando solo Arya y las otras dos.

Te desagrada —dijo sin ninguna formalidad.

¿Disculpa? —Daenerys no entendió el comentario por lo que alzó sus cejas con confusión.

Evey, te desagrada —aclaró la Stark, podía ver que tenía ciertos celos de ella.

¿Es una pregunta o una afirmación? —preguntó la Targaryen de manera incluso un poco despectiva.

Arya sonrió, dio media vuelta sobre sus talones y comenzó su retirada.

Jon conversaba con los demás Lords y un par de personas que estaban allí, habían acordado enviar a quienes no pudieran pelear, lejos, había que evitar que los inocentes murieran así que todo niño o enfermo que no pudiera pelear, debía retirarse lo más lejos que pudieran.

De pronto, mientras conversaban, de la nada apareció Sam Tarly quien muy diferente se veía sin vestir de negro. Al ver a Jon una pequeña sonrisa se asomó por sus labios pero pronto esta se fue desvaneciendo al ver a Daenerys. La noticia que debía darle no sabría cómo hacerlo, lo que había descubierto él y Bran era algo que Jon necesitaba, no, algo que Jon debía saber, ambos habían decidido que de hacerse público, sería Snow quien lo decidiría, no los demás.

Sam —dijo Jon al verlo con una amplia sonrisa cuando los Lords comenzaron a retirarse nuevamente. Ambos intercambiaron un abrazo.

Jon, —murmuró Sam y su alegría pareció desvanecerse —tenemos que hablar.

Nieve y Oscuridad [Segunda Parte]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora