Jeongguk.
Estaba desesperado. Parecía como si no me escuchara, pero la culpa también me caía a mí al ser incapaz de retirar la mirada de sus labios; estaba respirando por entre estos y su aliento, cálido, rozaba con mi nariz. Sus manos reposaban en mis hombros sin ninguna presión, pero donde más sentía su cuerpo contra el mío, era en el tortuoso y corto espacio que había entre sus piernas y las mías.
La tensión creció aún más cuando -sin esperarlo- sus manos bajaron hacia mi pecho y me empujó hacia atrás, obligándome a recostar. Dejé salir una pequeña risita cuando elevó sus caderas al sentir mis yemas contra la piel de sus muslos y me relamí los labios estudiando la máscara que aún llevaba puesta.
- Quítatela -ordené, pero sólo conseguí que su mirada, incrédula y oscurecida, se topara con la mía, contestando sin necesidad de palabras-. Byeol...
Desprevenido, me tragué las palabras cuando se empujó sobre mí, haciendo fricción sobre mi bulto -lo suficiente duro y emocionado por los pensamientos que había tenido con ella desde su baile- y apreté los labios cuando sus dientes atraparon su labio inferior.
Había intentado mantenerme a raya, pero, las ganas retenidas eran demasiadas para soportar más: o me las cobraba ahora o me moriría y la patética razón sería nada más que porque no había tenido un polvo en semanas.
Cada quien tiene sus adicciones.
Volví a centrarme en ella cuando sentí sus manos colocarse a los lados de mí cabeza y pasé saliva con dificultad cuando distinguí la cadena que se escondía sobre el valle de sus senos y caí en cuenta de que el zipper de su corset estaba al inicio de sus costillas. La vista era exquisita.
Su piel era tan blanca que las venas en su cuello se notaban, brillaba y se veía apetecible. Las manos empezaron a cosquillearme pidiéndome a gritos que la tocara y sabía que esa era la única forma de aliviar todo lo aguantado. Después de todo, para eso es que venimos a lugares como estos.
Fruncí el ceño pero no dije nada cuando, al elevar mis manos hacia su cuello, ella giró sobre sí misma, deslizándose fuera de la cama. Me incorporé, sentándome, y seguí con sigilo su figura hasta el reproductor sobre la mesita de noche que combinaba con la habitación.
Exhalé cuando una canción, que no reconocí pero que hizo que el corazón se acelerara ante la profundidad y sensualidad de la melodía, sonó con mayor volumen que la anterior.
No me di cuenta de que estaba sudando hasta que llevé mi mano a mi cuello y caí en cuenta del escaso líquido que emanaba de este. Chasqueé la lengua y me relamí los labios: odiaba ponerme de esta manera, no quería parecer débil.
Pero a la peli-negra esto le pareció muy divertido.
Rodé los ojos cuando volvió a posicionarse frente a mí con una pequeña sonrisa y volví a apoyarme con mis brazos detrás de mí para mirarla, sabiendo que ya íbamos a empezar.
¿Por qué el corazón me latía tan rápido?
- Sabes las reglas, ¿verdad? -entrecerré los ojos ante el divertido tono de voz que usó, pero le resté importancia, estando más que consciente que las reglas era en lo que menos iba a pensar-. Dime lo que quieres primero.
La examiné completamente, reparando una y otra vez en las bonitas caderas que tenía y lo apretadas y apetitosas que se veían sus tetas.
- Desnúdate.
Ladeé la cabeza cuando rió suavemente y esbocé una sonrisa de lado sin entender qué le parecía tan divertido. Aunque, pude percibir que, cuando dio con mi gesto, su rostro se volvió neutro.
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NAKED | JEON JEONG GUK
FanfictionLIBRO CUATRO. "-¿sabes dónde se ve mejor tu ropa? en el piso." - leer: VULNERABLE y moans. ©asiawet; 12/17. contenido sexual y explícito. no copia parcial ni adaptación sin mi permiso.