009.

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Byeol.

¿Por qué no lo pensé antes? ¿Cómo no se me había ocurrido por notoriedad que Jeon Jeongguk era lo suficiente demente y aniñado para aparecerse como si nada frente a mí luego de haber compartido ese milagroso y peligroso beso la noche anterior? Sabía que la tortura no iba a ser sólo de pensamiento, en los cuales había revivido la sensación de sus fríos y acolchados labios contra los míos como quien devora su dulce preferido,... sabía que no sería suficiente hasta que tuviera que vivir la tortura de tenerlo frente a mí.

Pero no era sólo el hecho de que el negro le quedara demasiado bien o de que su ceño fruncido y sus labios entreabiertos expulsando un aire que, aunque no lo escuchaba, podía deducir que era irregular por la manera en que su pecho bajaba y subía, lo hacía parecer más atractivo de lo normal, también se le sumaba el hecho de que no se veía para nada contento.

Y la forma en que se interpuso entre Jimin y mi trémula persona, me dejó en claro que algo dañino estaba surgiendo en su mente.

Intenté mirar a mi otro peli-negro acompañante sobre el ancho hombro de Jeongguk, pero mi estatura no me favorecía y el perfume que llevaba me desconectó de mi plan por decirle a mi maestro de baile las razones por las cuales no había asistido al tan importante ensayo.

Y así fue como no tuve más remedio que elevar la barbilla hacia el terco ente que hacía de barrera en frente mío; tragué con un poco de dificultad cuando percibí que el sol de la mañana se le cruzaba por los ojos aclarándolos de un marrón casi oscuro a un miel que dejó descubiertas sus pupilas dilatadas. Me pregunté si no le molestaba, pero ningún gesto o palabra se coló en mi rostro.

No sabía cómo actuar mientras el nocivo recuerdo de su boca con la mía se encontraba pellizcando mi cordura.

Maldita sea.

- Noona, ¿dónde estabas?

Me costó un momento asimilar que algo había salido de su boca de inmediato, pero cuando vi cómo Jimin fruncía el ceño, luego de acomodarse un poco a mi vista, caí en cuenta de la juguetona forma en la que me había hablado; y era cierto, yo era mayor que Jungkook por sólo un año, pero el hecho que recurriera a formalidades de una manera tan capciosa hacía mis nervios multiplicarse.

Porque me había gustado que me llamara así.

No supe cuánto tiempo me había quedado reiterando sólo esa palabra en mi cabeza, hasta que Jimin carraspeó detrás de nosotros y sólo entonces me lamí los labios en busca de su inocua expresión.

Reverencié por unos cortos segundos y agradecí poder haber salido de mi ofuscamiento cuando vi las facciones del mayor relajarse; en tan poco tiempo, Park Jimin, luego de haberse mudado en el piso de enfrente, se había ganado un gran aprecio mío y, aunque no fuese más allá de una situación amistosa, era alguien que me incentivaba a confiar ciegamente en él.

Sólo que en ese momento, el hecho de que Jeon Jeongguk estuviera en la escena me daba todo menos una sensación de calma.

El corazón me latía muy rápido.

- ¿Se conocen? -ambos volvimos a mirar al menor, el cual, justo cuando había dado sospecha de que hablaría, osó en interrumpir.

Pero fue cuando le observé bien a la cara que me di cuenta de que esta vez eran sus labios los que se encontraban fruncidos dando alusión a un sentimiento (que no comprendí en ese entonces) de asco. Y cuando me miró con tanta precisión, encontrando mis ojos sin equivocarse, intenté entender porqué diablos se encontraba tan molesto.

Sin embargo, como el viento susurra en respuesta, supe entonces, porque no le había contestado anteriormente, que se debía a que no le estaba prestando la atención que quería haciendo paso imaginario a la ignorancia hacia él. Y si bien esto no era a propósito de parte mía (y hubiera querido reírme en su cara debido a esto), opté por sonreírle medianamente, sólo para disfrazar lo que sentía con una bola de "no importa" en mis labios.

NAKED | JEON JEONG GUKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora