Byeol.
La separación de sus labios de los míos causó en mi una verdadera angustia y con el chasquido que estos impartieron al romper contacto, se activaron los latidos de mi corazón a un ritmo desenfrenado.
En ese segundo, deseaba que no sintiera lo que estaba pasando en mí a causa y consecuencia de su tonto atrevimiento. Pero, estando el mundo a mi contra, cuando decidió colocar su frente en la mía y sus yemas subieron súbitamente hacia mi cuello otorgándole a éstas la diversión de postrarse sobre mis venas, y una sonrisa aplacó sus labios haciéndolos estirarse, no pude evitar desahogar un jadeo que yacía en mi garganta.
El pelo le caía desordenado por la frente y aunque el beso no había sido acelerado, en sus mejillas se vislumbraba un pequeño rubor haciéndome pensar, de paso, que si así se encontraba él yo estaba peor. De todos modos, sea lo que estuviera pasando por su mente al observarme entre sus pestañas de una manera capciosa, acaparaba más mi atención que cualquier otro estrago que estuviera pasando en mi cuerpo. Tal y como la humedad en mi entrepierna.
Y no era sólo porque estuviera sobre él o porque su masculinidad palpitara contra la tela de mi vestido en la zona de mi muslo, también, su sonrisa, nuestras respiraciones y los fuertes latidos de mi corazón se resumían a un hecho que por más confuso que fuera, repartía en mi persona una sensación de ternura.
A Jeongguk le brillaban los ojos.
- Me has dado un susto -ante su pequeño murmullo, el cual de por sí no me esperaba, apreté sus hombros, consiguiendo que esbozara otra sonrisa junto a su característica sorna tomando el lugar otra vez de sus pupilas.
Aún así, después de tan penosa reacción, apreté los labios diciéndome a mí misma que debía de, al menos, disimular lo que estaba pasando en todo lo que podría considerarse mi ser. Sin embargo, sus dedos jugando como un niño en cuál pradera, no me lo ponían fácil.
- ¿Por qué? -pregunté, luego de carraspear, buscando compostura donde no la había pero, que me sirvió un poco para no hablar con trémula voz.
Como un incentivo a ponerme más nerviosa, su otra mano se unió a delinear mi cuello, pero esta osó en alejarse un poco más en dirección a mis clavículas, donde dibujó mis huesos alarmando a mi delicada feminidad aún más; él tenía que saber lo que hacía, porque si no, debía llamarme a mí misma la mujer más débil del mundo. Otra mujer más.
Deslicé mi mano hacia su pecho al acordarme de la ínfima razón por la cual había resistido tanto, sumiéndome en un corto desasosiego al volver a calcular cómo había llegado al punto de llegar al cúspide desistido de debilitarme ante sus caricias, que si bien eran pérfidas, también pasaban a ser celestiales.
Lo único que lograba mantenerme estable (en lo que podía caber) era la simple y empecinada diferencia de que sabía que no estaba hablando con la verdad; Jeongguk mentía.
Y si no lo hacía él, debía hacerlo yo.
Esa fue otra razón para apretar los labios cuando decidió acercarse aún más a mi rostro, disfrutando plenamente de mi expresión cuando su aliento causó cosquilleos en mi mejilla, y, con sutileza, decidió hablar:
- Creí que te irías -dijo. Pero, como siempre, no fue de la manera en que pensé.
Me limité a observar el compás de sus labios al hablar antes de pasar a mirarlo a los ojos, achinados a causa de la pequeña sonrisa que tomó el lugar de sus palabras al terminar de emitirlas; fue como ver una obra en cámara lenta, o apreciar una pintura por un momento muy largo. No sabría describirlo con precisión, y si me dieran la oportunidad de hacerlo, tampoco sabría por dónde empezar. Sólo supe que en el exacto segundo en que sus labios volvieron a chocar con los míos, yo no me lo esperaba.
ESTÁS LEYENDO
NAKED | JEON JEONG GUK
FanfictionLIBRO CUATRO. "-¿sabes dónde se ve mejor tu ropa? en el piso." - leer: VULNERABLE y moans. ©asiawet; 12/17. contenido sexual y explícito. no copia parcial ni adaptación sin mi permiso.