Capitulo 28

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-Aitana, ¿me estás escuchando? Aitana, ¿qué te pasa?

-Que no me pasa nada. Solo que estoy asimilando poco a poco lo que ha pasado en las últimas veinticuatro horas. Nada más.

-Tendrías que estar feliz, y estás ida.

-Ay, Amaia. Que no. De verdad.

Aitana no podía quitarse de la cabeza lo que le había dicho Vicente. No sabía hasta qué punto podía creerle. Sabía que podía ser un invento de su ex para separarla de Cepeda, pero no dejaba de tener esa duda. En ese momento vio a Luis alejándose del grupo mientras atendía una llamada de teléfono. Se le quedó observando e intentando escuchar algo. Se estaba volviendo loca.

-Mañana me paso y hablamos. Sí, sí, tranquila. Pero no se puede enterar nadie. Y menos Aitana. Hasta mañana. -Fue lo único que consiguió escuchar de la conversación.

- ¿Quién era? -Luis se sorprendió por su pregunta, ya que nunca se habían controlado, pero la respondió sin más.

-De la productora. Tengo que ir mañana a escuchar unos arreglos.

Aitana se conformó con esa respuesta, pero aun así no entendía por qué no podía enterarse nadie, y menos ella.

A la mañana siguiente Aitana observaba todos los pasos de Cepeda desde la cama. Le dio un beso en la cabeza antes de salir sin darse cuenta de que ella ya estaba despierta. Busco su móvil nada mas oír la puerta cerrarse y marcó su número.

-Hola, Aitana.

-Vicente. Necesito que me expliques todo lo que me dijiste ayer.

-Ya te lo dije. Coincidimos en una fiesta en el centro. Tú no se donde estabas. La cosa es que él estaba con sus amigos de aquí, de Barcelona. Una chica se me acercó a saludarme, porque me conocía. Estuvimos hablando un rato y le pedí que si podía intentar que Cepeda picase. Aceptó. Y el gilipollas de tu novio picó. Se fueron fuera y les perdí el rastro. Por lo que la chica me ha contado, se la llevó a un hotel. El resto te lo puedes imaginar tú.

- ¿Y cómo sé que es verdad? No tienes ni una sola prueba. Y ni si quiera lo vistes con tus propios ojos.

-Aitana. Estoy muy arrepentido por todo lo que te hice a ti. Quiero repararlo. Te estoy diciendo la verdad, porque te quiero, y no quiero que ese subnormal te haga daño.

-Muy bien. Pero quiero que sepas, que pase lo que pase, no voy a volver contigo. Tenlo claro.

-Me da igual. Solo necesito que le dejes a él. Te va a hacer mucho daño. Solo quiere aprovecharse de ti. Te vende que te quiere, pero se lleva a otras a un hotel. Abre los ojos, Aiti. Solo quiero protegerte.

-Adiós, Vicente.

-Aitana. Recuerda que te quiero y que voy a estar aquí siempre que me necesites.

Los días pasaron. Estaban a escasos minutos de comenzar el concierto en Barcelona. Luis seguía con una actitud muy rara. Aitana sabía que la estaba escondiendo algo, pero no era lo suficientemente valiente para preguntarle. No sabía por que esa misma mañana había llamado a Vicente para que fuese al concierto. Había sido una tontería de la cual se arrepintió al segundo de colgar. Estaba muy nerviosa. No dejaba de pensar en Luis, en ella, en Vicente, que estaba sentado en la grada junto con sus familiares y en todo lo que él le había dicho.

-Aitana, Cepeda. Dos minutos y salís.

Luis la abrazó y la besó en la cabeza. Él también la notaba rara a ella. Le rehuía siempre que estaban juntos. En más de una ocasión le había preguntado que le pasaba, pero nunca llegaba a una respuesta concisa.

-Va a salir genial, ya lo verás.

Por muchas preocupaciones que tuviese en la cabeza, cantar junto a él siempre le transportaba a un mundo paralelo donde solo estaban ellos. Se puedo olvidar por tres minutos todos los problemas que había arrastrado los últimos días. Se abrazaron. Pero en medio de ese abrazo, puedo ver a Vicente mirándola. Ella se apartó, dio las gracias al público y salió corriendo a la parte de atrás del escenario. A Luis le tocaba cantar su canción individual, por lo que no pudo ir con ella y preguntarla que era lo que le pasaba.

-Tranquila, Aitana. Disfruta lo que te queda de concierto y ya habrá tiempo para hablar con él. -se repetía a si misma mientras daba vueltas en el camerino de las chicas.

El concierto había sido increíble. Toda la gente se había volcado con los dieciséis de una manera increíble. Todos tenían muchas ganas de ir a celebrarlo, pero Aitana solo quería encerrarse en la habitación y pensar.

-Yo no voy, chicos. Estoy derrotada. Me voy a dormir ya. -Se excusó la catalana mientras se daba la vuelta para ir hacia los ascensores.

-Luego os llamo. Me quedo a ver que le pasa. Si puedo me paso, si no, disfrutad.

Luis salió corriendo en dirección a los ascensores, pero Aitana, al verle ir hacia ella, no hizo nada para detener las puertas que ya se estaban cerrando. Subió corriendo por las escaleras y al llegar la vio ya andando por el pasillo.

-Aitana. Aitana, para. ¿Me puedes explicar qué coño te pasa?

-No me pasa nada, Luis. Solo estoy cansada.

-Llevas tres días evitándome. Te conozco, sé qué te pasa algo.

- ¿Y si me pasa qué? -levantó la voz mientras entraba en la habitación intentando cerrarle la puerta en la cara.

-Somos lo suficientemente adultos como para hablar las cosas.

-Ahora yo soy la infantil. Ahora entiendo todo. ¿Por eso te vas con otras a pasar la noche en un hotel? Claro, esta niña no es lo suficiente para ti y tienes que buscar en otras más.

- ¿Qué? ¿Qué coño estas diciendo, Aitana? ¿Te estás escuchando? Yo no he hecho nada de eso.

- ¿Seguro? Porque la chica tiene muy claro lo que hizo contigo.

- ¿Qué chica? Aitana, por favor, ¿me lo puedes explicar? No entiendo nada.

-Ahora no tengo ganas de explicarte todo. Se acabó, Luis. A partir de ahora yo por mi lado y tú por el tuyo. Hablaré con Manu para ver si nos puede cambiar el dúo.

-Aitana, ...

-Adiós. -dijo ella mientras le abría la puerta. El la miro entre confundido, dolido y enfadado. Pero lo mejor que podía hacer en esa situación era irse.

-Adiós, pequeña.

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