𝐓𝐎𝐔𝐆𝐇 𝐋𝐎𝐕𝐄 ━ MICHAEL GRAY

001.

Trato de mantener mis emociones, intento pararme allí y pretender no lucir conmocionada o decepcionada, incluso remotamente molesta. Por el amor de Dios, no tengo ni idea de lo que siento en este momento. Pero al parecer fallo tremendamente porque Mary me mira estupefacta, su mandíbula cae literalmente al suelo una vez que dice mi nombre en voz alta.

—¡Oh, mierda!—ella jadea, poniendo su mano sobre su boca. Sus ojos se abren, lo que solo me pone aun más nerviosa.

Vuelco mis ojos hacia otro lado, sintiendo su mirada fulminante, mis ojos rodean la habitación, huyendo, sintiendo que mi cuerpo se calienta.

Cristo.

Siento que mi corazón está a punto de explotar. Mi cara podría explotar también. Mierda.

—Salgan, ¡ahora!—su voz retumba con poder.

Vuelvo mi vista hacia arriba, temiendo que me esté hablando a mí, pero sus ojos caen sobre los guardias, que se levantan de inmediato y se alejan fuera de la habitación.

Él menciona también a Mary de manera más respetuosa y no tan brusca, quién asiente varias veces como una especie de títere, ella también sale. Y cierra la puerta a sus espaldas. Casi pierdo la calma, cuando me dejan con él, sola. Me sonrojo, contemplando mis dedos. Respiro hondo, diciéndome si ser o no la primera en hablar.

—¿Tú trabajas aquí?—pregunta, cuando fijo mis ojos en sus esmeraldas, brillan contra mi piel.

—Sí—suelto en susurro—. Soy enfermera.

—Enfermera—asiente, pero frunce el ceño—. Como cuando éramos niños e insistías en revisar nuestras temperaturas cuando estábamos enfermos—se ríe—. ¿Te acuerdas?

—¿Cómo no iba a hacerlo? Siempre estaba un poco emocionada cuando los demás se enfermaban, eso significaba que las enfermeras iban a visitarlos y los revisarían, ahí yo intentaría aprender de ellas.

Henry recoge sus cigarrillos y acomoda uno entre sus labios y lo enciende. Trago saliva, mirándolo con desaliento.

—¿Fumas ahora?—inhala, tirando la cabeza hacia atrás, mirando el cigarro y asintiendo.

—Supongo que sí.

Henry se pasa una mano por el cabello, me estudia mientras me alejo, preguntándome cómo terminó con los Peaky Blinders.

Sus ojos verdes se llenan de oscuridad, recuerdo la última vez que nos vimos, él se fue con el señor y la señora Johnson. No hay manera de que una pareja tan religiosa permita que su hijo adoptivo termine en una pandilla sangrienta.

Ese día en el que fue recogido y salvado por los Johnson, recuerdo que me quedé con el padre Hughes. Sollozando mientras se lo llevaba esa familia. Eso fue hace casi una década atrás. Solo teníamos doce cuando lo alejaron de mí, cuando me lo quitaron.