𝐓𝐎𝐔𝐆𝐇 𝐋𝐎𝐕𝐄 ━ MICHAEL GRAY

007.

Me mueve suavemente a la mesa del comedor, una vez que todas las ventanas están abiertas y el humo sale del diminuto apartamento, me siento en una silla, Michael me observa con sus grandes ojos curiosos.

—Esto te dolerá—su voz es baja, como si fuese un depredador a punto de atacar.

—¡Se supone que no debes decir eso!—musito. Desearía ser fuerte, pero ya puedo sentir como se me cierra la garganta y me pican los ojos—. Tal vez debería ir al hospital...—parezco una enclenque.

—Estás bien, June—se burla, poniéndose de rodillas antes de tomar un paño húmedo y ponerlo sobre mi palma roja.

Sonrío, sintiéndome repentinamente tímida y extrañamente nostálgica.

Se enfoca en envolver mi palma hacia arriba, mirándome con cautela de vez en cuando, mantengo la calma; pensando en los momentos en que caí y me raspé la rodilla, Michael estuvo ahí cuidando mis heridas.

Yo cuidé de él, recuerdo haber tenido que atender su esguince de tobillo, llevándole después comida por días porque estaba inmóvil. Era peculiar que lo hiciéramos el uno por el otro, casi como si nos necesitáramos.

Y sí, yo lo necesitaba.

—¿Sabes lo que recuerdo?—pregunta, con una sonrisa en su rostro. Él está brillando como un sol, se ve tan humano.

—¿Qué?—hago una mueca cuando roza mi palma demasiado fuerte. Su cara se arruga hacia arriba.

—Cuando tuvimos el estúpido día de admiración secreta de San Valentín—esa sonrisa tonta que adoro está plasmada en su rostro—. Recuerdo que tenías veinte rosas y yo solo tres. Estaba listo para pelear con alguien.

Estaba casi segura de que había sido el que me había obsequiado tantas rosas, pero mientras habla, mis ojos se abren.

Espera un segundo.

—No fuiste tú quien...

—No. Quiero decir, seguro, te envié una rosa—resopla—. ¿Pensaste que pagué por tantas rosas?

—¡Por supuesto!

—Yo no fui. Me pregunto quién fue—la presión llega a mi palma, aspiro profundamente—. Probablemente fue el maldito de Hughes—dice, perdido en sus pensamientos—. Él te amaba más.

Hughes tenía el potencial de ser una buena persona en mi vida. Un mentor, un amigo, pero en lugar de eso, se aprovechó de una niña perdida que acababa de ver a sus padres morir en un trágico incendio.

Fui la primer niña en entrar a su cuartel general y comportarme bien, la mayoría de los niños tenían problemas con la educación. Yo era un cachorro tímido e inocente que solo quería que su mamá y su papá regresaran.

No hablé mucho. Tenía quemaduras en todo el hombro, la espalda y el pecho. Él me cuidó durante casi cinco meses antes de que empecé a curarme. Me hizo empezar a hablar de nuevo. Recuerdo con cariño que me traía mentas al jardín. Alguien le había dicho que me encantaba la jardinería. Así fue como nos comunicábamos, sobre plantas y flores. Bajábamos al jardín todas las mañanas y regábamos las plantas, vigilándolas. Yo era joven y vulnerable. Me aferré a la primera persona que me mostró amor y, desafortunadamente esa persona fue el padre Hughes.