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Estoy fuera de mí, escuchando a las etrellas cantándome una canción de cuna

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Estoy fuera de mí, escuchando a las etrellas cantándome una canción de cuna. Hace tanto calor, casi me derrito como el plástico en una estufa, soy como un papel que se transforma en fuego y suelta cenizas y polvo. Debo seguir viva porque puedo escuchar la voz de Michael Gray. Está sollozando, mientras me sujeta.

Mi cuerpo se sacude en sus brazos cuando me dice sin cesar.

—Estás bien, amor, estás bien.

¿Amor? ¿Todavía soy su amor?

Me pregunto si alguna vez seremos amantes después de esto.

Dios, el amor apesta.

Me agito en sus brazos, mis ojos se abren y distingo su rostro.

¿Michael?

Desearía poder poner mis brazos sobre su cuerpo, pero incluso eso es inimaginable.

—Estoy aquí—mira hacia abajo y se pasa una mano por la cara. Sus dedos están ensangrentados—. Estoy aquí, quédate conmigo. Mantente despierta.

Intenté hacerle comprender a tu madre quiero decirle, pero solo puedo oír mis murmullos de llanto y gemidos salir por mi seca garganta.

Ella me hizo esto.

—La ayuda se acerca, June, joder, la ayuda se acerca, amor.

Michael... tu madre me hizo esto...

Pero me voy a la deriva otra vez y cuando me despierta, estoy en una cama de hospital y tengo a Mary atendiéndome. Puedo escuchar un zumbido lo que inicialmente me tranquiliza, me doy cuenta de que estoy viva y no estoy en el cielo o en el infierno, mis ojos se abren lentamente. Una luz blanca brillante me hace ver manchas de color antes de que finalmente pueda ver. Sus senos están en mi cara y gimo una vez que una oleada de dolor sube por mi cuerpo. Esto llama su atención.

—¿¡June!?—jadea, antes de retroceder y mirarme. Su cara está sorprendida. ¿Se supone que estoy muerta?—. ¡Oh, June!

Me duele la piel y mis huesos se sienten como si hubieran estado expuestos al sol o algo así. Todo se siente extraño, sobrecargado y roto. Siento que me pusieron en un frasco hermético y lo arrojaron, rodaron y luego volvieron a abrirlo. Algo hace que hace que mi cuerpo se sienta débil, tan adolorido. Gimo de nuevo y me doy cuenta de que estoy en una cama que es demasiado rígida.

—Joder...

—¡Oh, Dios mío! ¡June!—sonríe ampliamente antes de salir corriendo por la puerta, el momento es cómico y desearía poder reírme, pero todo mi ser ardería, estoy segura.

—¡Doctor! ¡Doctor! ¡Rápido!—grita, antes de volver corriendo hacia mí—. ¡¿Cómo te sientes?!

Ella está agotada y preocupada, pobrecita.

𝐓𝐎𝐔𝐆𝐇 𝐋𝐎𝐕𝐄 ━ MICHAEL GRAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora