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Cuando entro en la habitación él se ha cambiado y su cabello está hecho

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Cuando entro en la habitación él se ha cambiado y su cabello está hecho. Michael pasa a ser más guapo y a respirar con facilidad. Está envuelto en un traje costoso, adaptado a la perfección. Se sienta en la mesa, escribiendo en su pequeño libro negro que vi por la tarde.

También me permití cambiarme, me di una ducha, me puse algo bonito. Aplique una pequeña cantidad de maquillaje en mi cara opaca. Me veo tan bien como puedo, ¿el motivo? impresionar al Sr. Michael Gray.

Jojo, el gatito blanco Ragdoll ronronea contra mi pecho, tuve que esconderla en una almohada, abrazándola contra mí como a un bebé. El hospital tiene una estricta política de no mascotas y estoy casi segura de que podría ser despedida, pero arriesgaría todo por Michael. También le puse un pañal que había robado de la sala de maternidad, cuando llegué a casa, había orinado en mi almohada.

Mi almohada por el amor de Dios.

Observo a los hombres que parecen estar fuera de su habitación y los miro, los mismos hombres mayores que antes. Ellos inclinan sus sombreros hacia abajo, saludándome.

—Buenas noches, June—mis mejillas se vuelven rosas, saben mi nombre.

Maldito infierno, ¿en qué me he metido?

—Buenas noches—sonrío, huelo la comida que viene de la habitación de Michael y casi siento que mi estómago se revuelve.

Estoy hambrienta.

Llamo a su puerta una vez y la abro.

Levanta la cabeza cuando entro, cierro la puerta detrás de mí.

—Hola—saludo, mi boca se seca.

Michael se dirige hacia mí. Tira el bastón y camina un poco cojeando mientras se para delante de mí, toma mi mano y me besa suavemente los nudillos.

—Hola—dice suavemente, mirándome a través de sus largas pestañas. Un calor repentino se eleva en mí y retiro mi mano.

Henry-Michael, el romántico.

Apuesto a que mi rostro es carmesí, lo analizo nerviosamente antes de pensar en Jojo, abro mi abrigo y la sostengo en mis brazos antes de mencionar a Michael.

—Mi gatito Jojo.

—¿Jojo?—dice, sus ojos se derriten cuando la levanta en sus brazos—. Hola.

Me quito el abrigo, lo coloco sobre su cama, Michael se mueve hacia la puerta, la cierra y tira las cortinas. Alejándonos del mundo. Observo al otro lado, sentada en una silla, él me acompaña, bajando al gatito para que vague por la habitación. Nos observamos el uno al otro, incómodos, pero sin querer mirar hacia otro lado tampoco. Lucho por abrir la boca, lucho por lidiar con otra cosa que no sea el hecho de que estamos en la misma habitación después de más de una década de diferencia.

𝐓𝐎𝐔𝐆𝐇 𝐋𝐎𝐕𝐄 ━ MICHAEL GRAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora