Fanfic de juego de tronos. Poco más que decir. No es preciso en cuanto a historia original pero vaya, que se le va a hacer. Si os molesta mucho imaginaros que es un universo paralelo.
-¡Perdón perdón perdón!- La melosa y potente voz de la princesa Olga Karstark resonó por la habitación.
Me había pasado varios días con ella, y me empezaba a caer bien. A fin de cuentas, debía de gustarme la prometida de mi hermano. Se le daban bien muchas cosas. Los rumores cuentan que podía derribar a un hombre de un solo espadazo. Lo que no se podía decir era que peinara bien. Era la cuarta vez que me enredaba el pelo.
-¡Listo!- Dijo mientras giraba mi silla para mirarme en el espejo. Me había recogido el pelo de los lados en dos trenzas que me sujetaban el pelo. No es por ser narcisista, pero me quedaba muy bien.
El estruendo de la puerta me hizo pegar un respingo.
-Lyz, tengo que hablar contigo. ¡Oh! ¡Hola Olga! Estás preciosa.
-Ya estamos prometidos, no hace falta que me adules.- Dijo Olga mientras le guiñaba un ojo. Al darse cuenta de que Mikael se refería a que quería hablar conmigo a solas, caminó hasta la puerta, no sin antes darle un apasionado beso en la boca a Mikael.
-Estoy aquí, tortolitos.- Dije en tono molesto. Olga salió de la habitación.
Mikael se sentó en la cama, junto a mi silla. Su cara denotaba que el asunto era importante.
-Lyz, ha llegado tu prometido.-
Me eché a reír tan fuerte que puede que haya despertado a padre de la siesta. Mikael se preocupaba demasiado por mí. Siempre lo ha hecho.
-Mika, eres estúpido.- Dije mientras le daba unas palmadas en la espalda. Por su expresión, no le hizo demasiada gracia.
-Lyz, como te ponga una mano encima ese salvaje... Te juro que... ¡Agh! tengo la mente nublada por la rabia. ¿Como no puedes tomarme en serio?
-Mika, calma, era una broma. Seguro que solo quiere lo mejor para mi, como tú. No todos los hombres son asquerosos, como tu piensas.- Mikael salió de la habitación sin decir una palabra más. Se había enfadaado de verdad. Vaya.
Decidí ir a hacerle una visita a mi prometido. Juzgar si quería casarme con él. No mentiré, las manos me temblaban.
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Preciosos dibujos del dibujante anónimo. Los amo, son magníficos. ¡Hasta la próxima!
