Serpiente: Parte 3

32 6 2
                                    

¿Donde leches se había metido Mikael?

Medio castillo se preguntaba eso, y yo y Olga no éramos una excepción. Estábamos todos procupadísimos. El único que todavía no sabía nada era mi padre. A su edad, cualquier pequeño contratiempo podía resultar fatal.

Era pronto por la mañana cuando las puertas se abrieron de par en par. Mikael entraba decidido hacia nosotras.

-¿Y Scott? He reflexionado y he llegado a la conclusión de que merece una segunda oportunidad.

Olga y yo nos miramos, sin saber si reír o llorar. Olga se decidió rápido, y le pegó una bofetada a Mikael.

-En primer lugar, au,- Dijo Mikael con sorna. -y en segundo lugar, ¿Que pasa? ¿Y Scott?

Tuvimos que estar un buen rato explicándoselo. A ratos parecía triste y a otro feliz porque se había ido. ¡Al cuerno con él! Soy yo la que debería estar triste. ¡Era mi prometido! 

Salí corriendo a mi habitación y me encerré allí. Estuve dentro de la habitacióon un par de días, saliendo solo para las comidas. Me pasaba el día mirando por la ventana. Eso no era tan aburrido, la verdad. Jugaba a inventarme historias para la gente que pasaba. Se hacía aburrido bastante rápido. Un día vi a un hombre vestido de rojo, con capa y capucha, cruzando el horizonte al galope. Me imaginaba que era Scott y que venía a sacarme de esta casa de locos. Él siguió su camino.

Pues aquí esta. Es un poco más corto que de normal, pero para compensar habrá otro a la noche ¡Hasta la próxima!

El dragón y el bastardoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora