Lanzas: Parte 3

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Olga me había avisado. Mi hermana vendría a hablar conmigo sobre su prometido. Quien sabe, igual en el fondo no era un capullo, como yo creía.

-Mika. ¡Mika!- Lyz estaba sentada junto a mí.

-¿Llevas ahí mucho rato?- No era la primera vez que me pasaba. De vez en cuando me perdía en mi mundo y no era consciente de lo que pasaba a mi alrededor.

-No, acabo de llegar. Tenemos que hablar.

-No, no hay nada de lo que hablar. Le daré otra oportunidad, pero entiéndeme. Es duro, ver como llega un extraño y de repente tu hermana ya no es... Tu hermana. ¿Entiendes?- Ella asintió lentamente.

Me levanté de la silla. Me acabo de dar cuenta de que Olga se había ido. 

-¿Sabes a donde ha ido Olga?- Preguntó mi hermana.

-No, no sé. Si me disculpas.

Salí de la habitación con prisa. Me acerqué a la puerta de la habitación de Scott. Esperé fuera unos minutos.

Salí con paso rápido por el gran arco. El sol del mediodía me dio directamente en la cara. Corrí a los establos. Cogí mi caballo marrón chocolate y salí al trote de la ciudadela. Los hombres, las mujeres y los niños cuchicheaban y me señalaban a mi paso. Cuando abandoné las muralla de Lanza del Sol, mi menté se aclaró. Todavía quedaba bastante tiempo hasta llegar a mi destino. Cabalgué a través de los bosques y ríos de Dorne. Atravesé las blancas playas de mi tierra, que nunca dejaban de asombrarme. 

Por fin llegué a mi lugar. Solo mi hermana y yo conocíamos este lugar. Antes de que padre se hiciese mayor veníamos aquí a comer a veces. Era un acantilado, desde el cual, los días de verano más despejados, se podía ver Desembarco del Rey. Ahora el cielo estaba nublado. El invierno se acercaba, y esa no era una buena señal.


Hala, vuelvo. He estado bastante enfermo y no me apetecía hacer nada. En nada subiré el relato que hice para lo de coca cola y, igual, un tag. ¡Hasta la próxima! 

El dragón y el bastardoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora