Lanzas: Parte 2

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-Así... ¿Como?- Pregunté con legítima curiosidad

-Pues... Tan controlador.- Me indigné ligeramente

-No es controlador, sino... Solo quiero lo mejor para ti... Y para Lyz y mi padre. Y ese... Muchacho es... Esto debe de quedarse en la habitación, pero ese Scott es un bastardo. Y no figuradamente, si no que es medio Targaryen. No me caerá bien hasta que no haga algún esfuerzo por gustarme. Y hasta ahora ha noqueado a uno de mis guardias y se ha comido un cordero entero. Eso no es empezar con buen pié.

Olga asintió. Parecía entenderme. A fin de cuentas, no era tan difícil de explicar como yo creía. Me di cuenta de que estaba cansadísimo. No había dormido en bastante tiempo. Me derrumbé junto a Olga en la cama, y me dormí inmediatamente.

Me desperté dolorido. Había dormido sobre mi brazo, y con el cuello torcido. Aún así, el descanso se agradecía mucho. Olga estaba sentada en una silla, junto a la cama.

-¿Llevas..? Espera, ¿Cuanto tiempo he dormido?

-Un día. Acaba de amanecer.- Dijo sin perder la sonrisa. -Pensaba que no te levantarías.

Me levanté tranquilamente, bebí un vaso de agua de la garrafa que estaba en una mesilla junto a la cama y me cambié de ropa. Me puse un traje naranja con detalles dorados y plateados que me había hecho Olga. Le miré. Estaba tejiendo un sol de oro y plata en símbolo de nuestra unión.

-Me voy a desayunar.- dije

-Espera, yo también tengo hambre.

Salí por la puerta con ella al lado. Me acompañó por los largos y sinuosos pasillos que daban al comedor. Una vez allí, me tomé tres vasos de zumo de naranja y unas tostadas con jamón.

Estábamos casi listos para irnos, cuando entraron Lyz y Scott.


¡Hola! ayer a la tarde no pude subir por un lío con mi ordenador, que se borró lo que tenía escrito y eso. Pero la cosa es que sigo en marcha. ¡Hasta la próxima!

El dragón y el bastardoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora