Capítulo 7: El Ragnarök

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"El Ragnarök y sus orígenes

Dice la profecía de la vidente:

‹‹Habrá una batalla final entre las fuerzas celestes y las del Inframundo. Será una lucha encarnizada que dará origen y final a los tiempos conocidos. Ésta será la última guerra en la que los dioses llegarán a su ocaso y dónde demonios y humanos perecerán en el día llamado “El final de los tiempos”, el Ragnarök››.

En la visión de la völva, Odín, conocido como ‹‹El padre de todos››, moría a manos del lobo Fenrir, liderado por Loki. Se desataba el caos y la humanidad desaparecía.

De los dioses escandinavos, sólo Njörd regresaba a Vanenheim de nuevo. El resto moría en la guerra contra las fuerzas del Mal.

Después de tan oscuro presagio, la völva hablaba del resurgir de un nuevo amanecer. Un futuro más brillante en un nuevo mundo.

El Ragnarök se origina cuando Loki, hijo de los gigantes Farbauti y Laufey, que una vez había sido proclamado hermano de sangre por Odín, más tarde declarado enemigo acérrimo del mismo y nombrado ‹‹el traidor›› por todos los dioses, se niega a arrodillarse ante la raza inferior humana. Odín quiere que los humanos evolucionen y lleguen a convertirse en maestros de sus propios maestros, pero Loki se niega a dar una oportunidad a la humanidad, pues, según él, no merecen tal misericordia.

Cuando el dios Aesir escuchó de boca de la vidente el poema profético sobre su destino, decidió tomar cartas en el asunto para que aquello no sucediera. No podía permitir que la profecía se cumpliera, él no podía desaparecer, la humanidad no podía ser aniquilada, así que secuestró a Loki, ‹‹El origen de todo mal››, del Jotunheim, y lo encarceló en el Asgard en una cárcel invisible de rocas de cristal. Odín ya sabía que nadie podía fiarse de Loki pues era un timador, un dios transformista que adoptaba mil caras distintas cuando mejor le convenía. Él mismo había sufrido de la peor manera las artimañas de tamaño engañador y su querido hijo Balder había perdido la vida debido a sus maquinaciones.

Sin embargo, Loki, a través de uno de sus famosos engaños, se escapó de la cárcel y descendió al Midgard, la Tierra, para reírse de la humanidad y truncar el proyecto de Odín.

Fue entonces cuando las dos familias del panteón escandinavo que habían vivido enemistados en otros tiempos, los Aesir, liderados por Odín, y los Vanir, unieron sus fuerzas de nuevo y crearon a los berserkers y a los vanirios para proteger a la humanidad de las fechorías de Loki, el hijo de los Jotuns.

Odín fue el primero que escogió a sus guerreros einherjars, vikingos inmortales, y los tocó con su lanza otorgándoles el Od, la furia animal, convirtiéndolos así en guerreros berserkers con semejanzas genéticas e instintivas a la de los lobos, su animal favorito. Los hizo descender a la Tierra con el objetivo de mantener a Loki a raya, y durante un tiempo fue posible, pero las mujeres humanas eran muy atrayentes para ellos, así que mantuvieron relaciones sexuales e hibridaron la raza pura berserker.

El dios gigante Loki consiguió llevar a su terreno a algunos de los híbridos, ya que al ser de naturaleza semihumana eran mucho más débiles y susceptibles a las promesas y a los deseos que él les ofrecía a cambio de unirse a sus filas. Transformó a todos los que se fueron con él en lobeznos, seres abominables y sedientos de sangre que podían parecer humanos, pero que al mutar, se convertían en auténticos monstruos asesinos, los llamados hombres lobo. Loki conseguía de esa manera mofarse de Odín y de su creación.

El Midgard entonces se descontroló, cada vez eran menos los berserkers hibridados capaces de ignorar y negar a Loki. La Tierra entraba en una época convulsa de oscuridad y guerra donde no había cabida para la luz ni la esperanza.

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