Los rayos del sol entraban por la ventana y alumbraron la cara de Lena. Cerro los ojos con más fuerza y escondió la cara en la almohada. Seguía dándole el sol. Frunicó el ceño y parpadeó varias veces para abrir sus ojos verde dorado. Estaba boca abajo. Una pierna y un brazo se aferraban a su cuerpo como lapa. Sonrió y inhaló el aroma de su todavía no cáraid.
Despierta, mo grhaidh. Por favor. Ya te extraño.
Su sonrisa de ella se ensanchó más. Unos dedos le acariciaban la espalda desnuda con sutileza. Giró la cabeza y observó el atractivo rostro de Matthaius, su guerrero celta. Él sonrió, acercó su boca a la de ella y la besó. Un besó casto y suave, pero que le puso el motor en marcha.
-Buenos días, nena. -Él olió un mechón de su pelo - Mmmm, plátano puro.
-Buenos días a ti también, mandarina con patas. -Y soltó una risita.
-Debemos de levantarnos, aunque nos cueste, porque yo lo único que quiero es meterme dentro de ti y vivir así toda la vida, mujer. Pero tenemos que levantarnos y ponernos en marcha.- hizo un mohín.
-Tu beso ya me puso en marcha, mo duine. Dame otro y me levanto. - Ella sonrió y alzó el rostro para recibir su beso.
Matt volvió a acercarse y la dio otro beso. Después le dio uno en la nariz, en las mejillas, en la frente y en los ojos. Ella reía.
Lena quería más días así. Despertar a lado de él, que le diera sus buenos días. Desayunar juntos, comer juntos, alimentarse el uno al otro, y luchar todas las batallas juntos. ¿pero de dónde salía eso? Ella no era romanticona, y mucho menos era buena en ese tema. En sus relaciones pasadas no tuvo éxito.
Él no sabía ni que hacer. Quería levantarse y gritar >Soy el más afortunado, joder!< El cuerpo de su chica era perfecta, y él estaba más que embobado con él. Se imaginó practicando todas las posiciones del kamasutra con ella.
Lena leyó sus pensamientos y arqueó una ceja. . Deja de pensar guarradas. No vamos a practicar el kamasutra, pervertido.
Él río y el dijo - Es que tu cuerpo es de una diosa mujer, tu belleza es mejor que la de Freyja, ella que se vaya a freír espárragos. -Los dos rieron, pero Lena puso gesto serio.
-No ofendas a mi diosa, soy hija de Freyja y una de sus mejores guerreras. - Acercó su rostro al de él y lo besó.
Matt le tomó el rostro con sus manos y profundizó el beso.
No empieces algo que no vayas a terminar después, eh.
Me gustaría terminarlo, pero debemos levantarnos. Nos esperan.
Los dos se separaron para coger aire y se miraron. Lena sonrió y él también.
-¿Carreras? - preguntó ella con un gesto divertido.
-¿Eh? -preguntó él frunciendo el ceño sin entender.
Ella se levantó de golpe y echó a correr al baño, riéndose. Matt reaccionó y la siguió, pero tuvo muy mala suerte y se enredó en la sábana, que lo hizo caer al suelo. Lena se quedó en la entrada del baño y al verlo en el piso, comenzó a reír como foca retrasada y aplaudía como tal.
-¿Qué te pasó? - decía ella secándose las lágrimas de risa. - ¿Quieres al piso y a mí no? - se dio la vuelta, lo miró por encima del hombro y enseguida se dio un cachete en una nalga. -Lo que te pierdes, listillo. - Y entró al baño.
Matt simplemente la miró con la boca abierta. Que se riera lo que quisiera, porque él miraba todo su cuerpo, su piel tersa y suave. No se merecía esa mujer. Le encantaba, porque era una contestona y altanera, no se amilanaba con ninguna situación que se le presentara. Esos ojos verde dorado, lo hipnotizaron a más no poder y lo dejaron con ganas de más. Con ganas de ser querido. ¿Eso era lo que deseaba? No lo sabía bien. Pero por esa mujer, iba a arriesgarlo todo. Todo.
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No todas las historias son falsas.
PoetryDice la profecía de la völva (vidente): ‹‹Habrá una batalla final entre las fuerzas celestes y las del Inframundo. Será una lucha encarnizada que dará origen y final a los tiempos conocidos. Ésta será la última guerra en la que los dioses llegarán a...