Capítulo 4, Parte 7

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Los días en la universidad se convirtieron en los mejores días de sus vidas para los dos. Cuando las clases del día terminaban salían directo al aula del otro y fueron muchas las ocasiones en las que se encontraban en medio trayecto. No importaba el estado de ánimo con el que tenían que lidiar porque automáticamente sentían la presencia del otro todos esos problemas desaparecían y por consiguiente la felicidad era abundante.

Ya todos sabían de la relación que ellos tenían. Maruja, Pietro y los demás compañeros de trabajo de Carmen eran testigos de las caras de enamorada que mostraba ella cada vez que describía a Tyrone, su novio. Lo que antes eran noches de insomnio por culpa de un rechazo directo pasaron a ser noches de desvelo por tanto hablar por teléfono. Se dedicaban canciones de amor que solían poner en la radio en la medianoche y gran parte de la madrugada.

Los dos prestaban mucha atención a lo que el otro decía y fueron muchas las veces que se perdieron en los ojos del otro que brillaban cada vez que hablaba sobre lo que le gustaba y apasionaba. Carmen se volvió muy observadora para saber que le gustaba y que le disgustaba a Tyrone tanto así que compró un cuaderno para apuntar todo eso, apuntar sus fechas importantes y otro cuaderno para escribir alguno que otro poema inspirado en él, esto último pensaba en convertirlo en un poemario luego de revisarlo bien y hacerle unos arreglos y que sería llamado "Tú y mi ser en uno".

Faltando una semana para que finalizara el cuatrimestre una tristeza se hizo presente en la relación de los dos y todo era porque al finalizar el cuatrimestre las vacaciones vendrían por lo que no se podrían ver en ese tiempo, sólo eran dos semanas pero cuando dos personas están en punto del amor donde una hora es mucho dos semanas serían una eternidad absoluta donde la pena no se despegaría nunca. Era un tortura pensar en ello, estaban atrapados ambos en un callejón de una sola salida, dos semanas sin ver al otro.

—Belleza tranquila, estoy seguro que hallaremos la solución cariño. —le decía Tyrone mientras la abrazaba y le pasaba su mano por la cabeza.

Parados en el balcón de la pensión pensaban en hallar un solución a la problemática. Una hora ya habían pasado y ellos aún sin encontrar nada que les pudiera ayudar.

—La hallaremos pero tiene que ser rápido porque ya casi el cuatrimestre acaba.

Tomaron asiento, Carmen estaba algo desesperada, buscó su caja de cigarros en su mochila pero no la encontró. Tyrone sabiendo que buscaba sacó una de su propia mochila.

—Sabía que un día pasaría esto. —le dijo mientras le pasaba la caja de cigarrillos.

—Gracias, siempre tan atento. —la tomó, se levantó para darle un beso en la mejilla y volvió a tomar su puesto.

Casi se acercaban a las dos horas de estar allí pero aún no se les ocurría nada y la idea de no verse esas dos semanas no los dejaba pensar con claridad. Entonces algo iluminó la mente de Tyrone, los cielos dejaron caer alguna rayo de luz que le enseño el camino, lo que debían hacer.

—¿Por qué no nos vamos de vacaciones al rancho?

—Es muy buena idea Ty pero ¿qué pasará con Marcus?¿no qué pagan el departamento entre los dos?

Tyrone había olvidado esa parte, había olvidado por completo que tenía ese compromiso con Marcus y que los dos dependía del otro cuando de un techo para alojarse se estaba hablando.

—Tienes razón, lo había olvidado. Tenemos que descartar esa opción.

Pero mientras Tyrone le contestaba a Carmen la misma luz que lo iluminó a él ahora la iluminaba a ella.

—¿Por qué no le dices a Marcus que nos acompañe?

—Hay que sacar los cálculos para ver si el precio de las habitaciones van a acorde con la parte que paga Marcus en el departamento.

—Ty nunca estarán acorde, ustedes pagan mensualmente el alquiler mientras que las habitaciones del rancho se pagan por día.

—Bueno entonces también tendremos que descartar esa opción corazón.

—No tan rápido, no he acabado.

Entonces Carmen le explicó a Tyrone que se necesitaría a alguien más para que con el pago haya un balance y esa persona sería nada más y nada menos que Maruja.

—Maruja podría ir con nosotros tres.

—¿Maruja? Carmen mi vida sabes que Maruja y Marcus no se pueden ni ver.

—Escucha Tyrone, tendremos que hacer un sacrificio y cada uno dormir con su amigo en la misma cama. Yo dormiré con Maruja en la misma cama y tú compartirás cama con Marcus, podemos pasar todo el día y gran parte de la noche juntos pero a la hora de dormir nos tendremos que separar, es peor que durar dos semanas juntos.

—Bueno ¿le cuento a Marcus cuando estemos en la casa?

—No, no le cuentes. Mañana cuando las clases acaben nos reuniremos los cuatros, Maruja, Marcus, tú y yo, en la biblioteca para hablar sobre ellos ¿sí?

—Me parece bien.

Luego de haber planificado todo eso el resto del tiempo que tenían antes de que Carmen se fuera al trabajo la pasaron sobre cómo la pasarían allá en el rancho cuando estuvieran allí y de cuál sería la reacción de la señora Gertrudis al verlos juntos. Ellos esperaban que nada allá hubiera sufrido un cambio.

Ella, mi diabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora