Tomo 2: Cápitulo 11

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Una nave circulaba camino a la Tierra, traspasando estréllas, a bordo viajaban tres seres, tres seres de la misma raza criados en un planeta que estaba siendo invadido y lentamente destruido, conjunto a la aniquilación de la población humana, y en su rescate estaban solamente Luk, su amiga Luna y un atónito Aaron que leía una y otra vez la carta que Skender, ahora su abuelo materno, reconocido a el por el mismo

— ¿ Estas bien hermano? — pregunto Luna al ver su cara de asombrado

—  ¿Que? ¡Ah! si, si —  respondió el mientas soltaba una risa producto de los nervios —  Pero no logro procesarlo ¿Realmente es mi abuelo? —

— Si Skender lo dice así será, es nuestro abuelo — respondió su hermana para tratar de naturalizar el impacto de dicha noticia  — Sea como sea el prefirio este momento para contarlo, usemos esa revelación a nuestro favor —

— ¿Y como? —inquirió Aaron confundido

— Tu hermana tiene razón — aseguro Luk —  No hay máyor felicidad, y sabiendo que nos vamos a enfrentar a esos monstruos, fue inteligente revelarte eso ahora, su familia se agranda —

— Luk, no llevaras nuestros genes, pero en lo que me respecta tu apellido es Ohlin, hermano —  dijo Aaron sonriente para luego abrazarlo

—  Te agradezco por el gesto Aaron, pero no me gustan los abrazos —  dijo Luk mientras apartaba a su semejante                 —  Ahora bien ¿Cómo vamos a combatir a tan poderoso ejército? —

— La verdad no lo se —  confeso Luna —  ¿Cuanto falta para llegar? —

— Recién ingresamos al quinto reino, en dos horas estaríamos teóricamente llegando al sistema solar —  cálculo Luk —  Lo que nos daría un lapso de tres horas máximo para llegar a la exosfera terrestre —

Tres horas separaban a los Adnatos de su destino final y de lo que muy seguro iba a ser el mayor enfrentamiento hasta el día de hoy, ahora debían idear un plan para obligarlos a abandonar la Tierra a la totalidad de los Errantes o por lo menos a la gran mayoría, evitando tener que caer en la típica pelea mano a mano que eventualmente terminarían perdiendo por la monumental superioridad numérica del enemigo, el trió hacia trabajar a sus sesos como nunca antes tratando de encontrar el punto de luz entre tanta tiniebla

— No veo otra forma que no sea una lucha mano a mano — afirmo Luna —  Aunque eso signifique un suicidio —

Aaron y Luk la escuchaban pero sus labios permanecían juntos, finalmente fue el hermano de Luna quien tuvo que dar paso a la confesión

—  Yo les mentí a ambos —  confeso Aaron —  Con el Shadit sauvano estuvimos manteniendo una larga charla y el me explico un método de limpieza de energías de bajo manta o oscuras a grandes escalas, pero... —

— ¿Pero que? —  pregunto Luna

— Porque es una locura —  sentencio Aaron —  No tengo capacidad de reunir tanta cantidad de energía —

La impotencia invadía a los tripulantes de la nave, la cual se acercaba a pasos agigantados a Pluton, y por consiguiente al sistema solar. La mente de Aaron era tan árida como el desierto del Sáhara, tanto su hermana como Luk depositaban la solución en alguna idea que saliera de su mente, el joven nativo de Adnat destacaba por improvisar y sacar ideas y acciones a seguir de la galera cuán mago.

—Estamos llegando al sistema solar ¿Alguna idea Aaron? —

— Estoy pensando — respondió Aaron quien permanecía con los ojos cerrados —Se agradece el silencio —

Aaron permaneció sentado con las piernas y brazos cruzados, ojos cerrados y expresión sería buscando alguna respuesta en su mente, y de buenas a primeras,  como si algo hubiese pinchado sus glúteos, se puso de golpe  de pie

La Profecía del Salvador Oscuro ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora