✴Iced Heart✴ Yoongi~

Capítulo 16 Yoongi

No iba a permitir que esos gilipollas se metieran conmigo y menos con Maneul.

Intento defenderme, pero son muchos, puñetazos en mi abdomen, patadas en mis costillas... No puedo aguantar más, necesito ayuda.

—¡Eh vosotros, hijos de puta! Fuera antes de que me enfadé de verdad—grita una voz grave.
Automáticamente todos se alejan dejándome en el suelo prácticamente sin fuerzas, estoy sangrando de la boca y de la nariz.

—¡Dios mío, Yoongi!—se acerca corriendo Maneul junto a tres chicos más; Namjoon, Jin y Hoseok.
—Muchas gracias...—me cuesta hablar.
El peliblanco me ayuda a levantarme, aunque me cuesta. Me agarra de la cintura y coloca mi brazo sobre su hombro.
—Tenemos que llevarlo a enfermería—ordena la pelinegra.
—No, no, vayamos al hospital, no puede ni andar.

~

Llegamos, todos parecen estar bastante furiosos con nuestros compañeros, les han dicho de todo.
Estoy muy débil y me pregunto como sigo consciente.

Me atiende un médico, le explican lo que ha pasado y comienza a examinarme.
Al menos he dejado de sangrar. Aunque tengo muchos moretones en las costillas.
Está revisando mi pierna, la cual ha sido fuertemente pateada.

—Tienes un esguince, pero no es muy grave, te lo vendaremos y en un mes estarás mucho mejor.

¡Oh, mierda! ¡Un mes casi sin poder andar!

Me presta unas muletas y salimos.

—¡Lo siento Yoongi! No te dejaré defenderme más, todo es por mí culpa—se queda un segundo callada—será mejor que no te acerques a mí...
Es obvio que no voy a dejar que haga eso.
—Maneul, nada es culpa tuya, solo mía, si yo quisiera evitar esto dejaría de acercarme a ti, pero no lo hago, ¿Aún no lo entiendes?
—Pero mira lo que te ha pasado, ¡Has acabado en un hospital!
—He estado aquí más veces de las que te imaginas, comparado a esas, esto no es nada.
Creo que ya no tiene más que decir puesto que se gira.
Miro a Hoseok el cual contempla la escena con una mirada... ¿Seductora? ¿Qué le pasa?

~

Decidimos ir a mi casa ya que será peor si vuelvo allí, además, a ellos no les importa faltar.

—¡Me he dejado la mochila en el instituto!—exclama Maneul triste.
—Namjoon, Jin, iros con ella.
Asienten y van, Hoseok se queda haciéndome compañía.

—Yoongi, dime la verdad—dice el pelirrojo.
—¿Qué?
—Deja de ser cortito por una vez. Te gusta Man... Haneul.
Me quedo paralizado, ¿Gustarme alguien? Como si eso fuera posible.
—No me gusta.
—¿Entonces porqué se te ve con tanto cariño cuando le hablas?
—Porque me recuerda mucho a mí cuando era más pequeño, nada más.
Y realmente es así, parece una copia de mí en el pasado.
—Entonces le has cogido aprecio.
—No...
—No me mientas o no pago mi parte del piso.
—No me gusta abrirme la gente, son mis sentimientos y punto.
Me voy a mi habitación, las palabras de Hoseok me han hecho pensar.

~

—¿Yoongi?—es la voz de Maneul.
Salgo y está ella, con su inocente mirada.
—¿Ha pasado algo?
—Si, a Jin le han sonado las tripas—comenta Namjoon riendo.
—¡No he desayunado, vale!—exclama el castaño avergonzado.
—Come algo de la nevera—suelto sin más.

Me siento en el sofá, al lado de Hoseok y seguido los demás, menos Jin, que busca algo de comer.

Les contamos lo que ha pasado detalladamente y sus expresiones son de furia.

—En serio, odio prácticamente todo el instituto—dice Namjoon.

Después de comer algo, Jin comienza a contar anécdotas de él y su pandilla.

—Un día Hoseok estaba comprando ropa y a Namjoon se le ocurrió meterle un tanga en el bolsillo, cuando salió pito la alarma y se murió de vergüenza, encima no sabía ni que hacía allí—no podemos evitarlo y estallamos de risa, la historia es graciosa, pero como la cuenta más. Me fijo en Maneul, su risa es sonora pero a la vez tierna... Bueno, solo sonora.

Siguen contando anécdotas hasta que es la hora de irse a casa, al menos para ellos, ya que supuestamente están en el instituto.

—Haneul, ¿Te acompaño?—propone Hoseok.
—Ya le acompaño yo—digo.
Me mira levantando sus cejas.
—Vale, os dejo a solas.
—¡Hoseok!
Solo ríe y le empujo tirándole al suelo.
—¡Mi culo!

Le ignoro y salimos.
—Jin es muy divertido.
—Lo sé.
—Ojalá yo lo fuera...—suspira.
—Tienes otras cualidades—suelto.
—¿Cómo cuales? No tengo ninguna.
—Cállate, he dicho que tienes otras y punto—respondo serio.
—Claro, porque no tienes nada que decir.
Bufo. En serio...