-Eres un maldito aborto. -Ojalá no hubieras nacido. -¡Desaparece!
¡Otra vez! Pesadillas que se repiten día tras día, no hacen nada más que recordar cuanto odio mi vida.
Me levanto y hago mi cama, cojo mi cepillo y comienzo a peinarme para después vestirme con mis vestimentas negras.
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Hace bastante calor, pero me da igual, no puedo ponerme manga corta, ojalá, pero no.
Me lavo los dientes y compruebo que tengo todo en mi sudadera; móvil, auriculares, dinero y una cuchilla. No se me olvida nada.
Odio pasar por delante de mi madre... Ni si quiera me mira, le echo un último vistazo antes de abrir la puerta, ¿Qué te he hecho, mamá?
Caminas con tus auriculares, escuchando la canción más sad que tienes en tu móvil, aunque todas lo son.
Es como si estuviera viviendo un cliché, como si fuera la copia de millones de novelas, ¿Me siento orgullosa? La verdad es que no es la historia que precisamente quiero vivir.
Como todos los días, una y otra vez, Suni me espera en la entrada, solo para meterse conmigo.
-Eh suicida, quítate el jersey que hace calor-me estira de la manga y solo intento resistir, pero tiene más fuerza que yo, de nuevo, de nuevo noto lágrimas caer, resbalarse por toda mi mejilla y acabar en el suelo.
Entonces alguien nos aparta bruscamente, haciendo que Suni se dé contra la puerta y yo tropiece sin caerme, un chico de pelo negro y mirada fría, el típico borde, alguien que no conozco pero que me odiará igual que todos. Por otro lado estoy agradecida, puedo huir de aquella chica la cual me odia solo por ser como soy. Miro mis mangas, gracias a ella, una es más larga que la otra, pero no me importa.
Entro a clase y me coloco en mi asiento, en la última fila, al lado de la ventana, como en los animes, me siento como Light Yagami, solo me falta una Death note.
Empieza la clase de Lengua, una clase en la cual nadie presta atención, y no solo porque los compañeros son unos idiotas, el profesor tampoco es el más inteligente y no se entera de nada.
Entra el chico de antes, sí, el que nos ha empujado a mí y a Suni, y se sienta en la mesa de al lado mío sin decir nada.
-¿Quién es usted?-pregunta el profesor mirándole con mala cara. -Min Yoon Gi,el nuevo-dice para después sacar un cuaderno y apoyar su cabeza en él.
El profesor pone los ojos en blanco, ya está acostumbrado a ver alumnos así.
Soy la única que presta atención, pero en un momento me despisto al ver que el grupo de chicos se está pasando una hoja, la cual llega a las manos de Yoongi, se la ha dado Jackson,el rubio guaperas
El chico observa la hoja un par de veces, después pregunta algo a Jackson y él me señala, bien, ya me están dibujando...
El pelinegro frunce el ceño, arruga la hoja y con fuerza se la tira al rubio.
-¿Porqué lo tiras?-pregunta agarrando la bola. -Quería ver si alcanzaba tu gracia, porque aquí no está-y sin decir nada más sigue con lo suyo.
Vaya, no me esperaba esta reacción de él, pero no me disgusta, al contrario, ha sido muy buena.
La siguiente clase es música, tengo que ir a otro edificio, así que cojo mi mochila y me dispongo a ir. Veo a un grupo mixto en el cual una chica saca su estúpida pierna para ponerme la zancadilla, y como una idiota, caigo, entonces empiezan a reírse mientras yo intento levantarme, pero me duele el tobillo, además de mi nariz por aguantarme las lágrimas. Ves a Yoongi, el cual fulmina con la mirada al grupito.
-Levanta, les estás dando un espectáculo-ordena sin expresión. -L-lo intento... Suspira mientras pone los ojos en blanco y me ayuda a levantarme de una forma bastante brusca. -G-gracias... Te mira y se va.
Cuchilla, vieja amiga, que pasas por mí, me lastimas y a diferencia de los demás, tú siempre estás conmigo. Que costumbre la de encerrarme en los baños, menos mal que hay papel, no me imagino ir con sangre en las manos a tocar el piano.
