✴Iced Heart✴ Yoongi~

Parte 3 Haneul

Cuando pasa huelo alrededor mío, quizá sea ella la que oliera y me echa las culpas a mí.
Llego a la tienda y miro el alcohol, la dependienta me deja comprarlo porque conoce a mi madre.
Cojo una cerveza, y cuando voy a ir a pagar, me encuentro al chico nuevo de enfrente, con cara de pocos amigos, mira la bebida y después me mira a mí, suspira aunque no sé porqué.

—Así... Un euro—saco la moneda de tu bolsillo trasero y se la doy.

Me encuentro de frente con un chico, su cabello está teñido de rojo y tiene muy malas puntas, intento esquivarlo pero se pone enfrente mío.
—Oye tú, ¿No eres muy pequeña para beber?
—Es para mi mamá...—contesto nerviosa.
—Mentirosa, trae, estará mejor en mis manos—dice quitándomela.

Me quedo parada sin saber que hacer, pero entonces alguien me la vuelve a dar sin mirarme a los ojos. El nuevo.

—G-gracias—contesto con los ojos cristalizados.

Quiero preguntarle porqué lo ha hecho, pero los nervios y vergüenza me pueden. Creo que le caía mal el tipo y no quería que se saliera con la suya, si, cómo va a defenderme a mí, una "emo suicida sobrante en este mundo".

Sin ganas entro a casa y dejo la botella encima de la mesa, corro a mí habitación, donde nunca salgo, dónde se que estaré bien.

La mayoría de mis tardes son ver anime, escribir poemas, tocar el piano y tumbarme sin hacer nada. A no ser que mi madre me mande limpiar, pero dice que ni para eso sirvo.

Hoy decido escribir algo, pero muy cortito, para poder ver anime.

La cuchilla atraviesa mi piel, porque las personas destrozan mi corazón.

Y ya, me siento en mi ordenador y paso toda la tarde viendo un nuevo anime. Solo en estos momentos me siento bien, pero entonces llega el momento en el que mi madre entra a la habitación.

—Tú, fuera de mi cuarto.
—Pero mamá este es...—me interrumpe de una bofetada.
—¡Fuera dije!

Te vas con una marca en la mejilla, está borracha, como siempre...

Me pregunto si algún día despertaré de esta dolorosa pesadilla...

Me tiro de rodillas apoyando mi espalda en la encimera, llorando, intentando que no se me escuche, mamá, ¿Por qué me haces esto? No creo que a papá le guste ver esto.

Después de un rato de lloros, voy a la habitación y abro lentamente la puerta viendo a mamá durmiendo con la estúpida botella en la mano, decido dormir en el salón porque sé que despertara y se irá a su habitación, así que paso de dormir allí.

¿Qué hora es? Miro el reloj colgado, son las tres de la madrugada, me pregunto si mamá sigue en mi habitación.

Abro la puerta lentamente y no veo a nadie, menos mal, puedo dormir en mi cama. Me tumbo, aunque no es que tenga mucho sueño.

¿Qué hice mal para tener esta mierda de vida? Estoy harta de sufrir día por día, de tener solo una estúpida cuchilla y un viejo piano, a diferencia de los demás, mi meta es poder tener una vida decente y normal, pero no, no lo creo posible.

¿Ya es de día? Miro el reloj y efectivamente, las 7:20. Me levanto con mala gana y los ojos hinchados.

Me preparo en mi habitación y baño, para no despertar a mamá, la cual supongo que sigue dormida y lo hará hasta la una del mediodía.

Suspiro antes de salir por la puerta. Otro día igual, a aguantar compañeros insultándome o pegándome, pero así es mi vida.

Por el camino intento no encontrarme a nadie y lo consigo, bien, vamos bien. Suni no está en la entrada, perfecto. Mierda, alguien tira de mi mochila, es ella, la cual hace que le mire a esos ojos llenos de ira inexplicable, ya que nunca le hice nada.

—Ayer te libraste por el nuevo, ¿Eh? Pues hoy no va a pasar—me coge de la cara haciéndome mucho daño, aunque ya estoy acostumbrada—¿Qué? ¿No me vas a mostrar esas muñecas rajadas, emo de mierda?

Ya vienen, las ganas de llorar y los nervios se apoderan de mí, soltando una lágrima y temblando, ya estoy cansada, haz lo que quieras Suni.

—Oh... Se ha puesto nerviosa, pobrecita, pero me la suda, no voy a soltarte.

Y lo hace, estira de mi jersey hasta tal punto de romperlo de un brazo, mostrando todas mis marcas, atrayendo miradas ¿Y ahora qué?