✴Iced Heart✴ Yoongi~

Parte 11 Yoongi

—¿Cenamos?—dice Hoseok secando la lágrima que caía por mi ojo.
—Si, si.

Cogemos comida y mientras él me cuenta cosas de su vida cenamos.

—Bueno, cuando conocí a Nam recuerdo que no tenía nada de maldad. Iba con Taeyang, Jiyong y SeungHyun. Después ellos le traicionaron y ahora se llevan a muerte, les he tenido que salvar de peleas varias veces.

Asiento, no suelo ser muy hablador, pero si que le estoy escuchando.

—Perdón, seguro que te estoy aburriendo.
—No, no. Sería bastante incómodo si estuviéramos en silencio.
—Tienes razón—dice y sigue comiendo.

Terminamos.
—Yo recojo—dice Hoseok.
—No hace falta.
—Si, si que hace.

Me voy a mi habitación. Bien, mañana es sábado, así que no tendré que ver a los inútiles de mis compañeros. Al menos iré a trabajar y me olvidaré un poco de toda la mierda.

—Yoongi, me voy a dormir—dice Hoseok.
—Okay.

~

Me levanto asustado, he tenido una pesadilla.

—No querías volver a tu pasado, eh.
—Déjame.
—Vamos maldito aborto, entra en clase, queremos divertirnos.

Ha sido de las peores pesadillas, volver a mi pasado.

Miro el móvil, son las cinco de la madrugada. Me levanto ya que se me ha quitado todo el sueño y voy a la cocina.
Cojo una caja de leche y la caliento en un vaso.
Me siento para beberla.

Necesito olvidarme de todos aquellos momentos que ya pasaron. Ahora estoy mucho mejor y tengo compañero de piso.

Bufo. Necesito volver a dormirme o me pondré a pensar y no es lo que quiero.

Me vuelvo a tumbar a mi cama, cierro los ojos con fuerza, pero solo hace que me estrese más.

~

¿Quién grita a estas horas? Miro el móvil y son las doce. Joder, muy pronto.

—¿Hoseok?—pregunto lo suficientemente alto para que me escuche.
—Buenos días Yoongi—entra a mi habitación con una camiseta de tirantes y pantalón de pijama.
—¿Qué haces?
—Ah perdón, ¿Te he despertado? Estaba cantando.
—Joder, pensaba que te estaba pasando algo—bufa negando con la cabeza.
—Bueno, debería mejorar mi voz—dice sacudiendo su pelo el cual está desordenado.

Se va y aprovecho para vestirme con algo sencillo.
Después de prepararme voy a la sala para beber café.

—Está en el microondas calentito—avisa Hoseok.
—¿Qué?
—El café, te lo he preparado.
—Ah, no hacía falta... Pero... Gracias.

Me siento en el sofá viendo la televisión, veo al pelirrojo haciendo unos movimientos extraños y sonriente.

—¿Qué se supone que haces?
Se quita un auricular.
—¿Eh? ¡Ah! Estoy bailando—y sigue con ese... ¿Baile? Tan pronto y tantas ganas.

Después de ver un rato la televisión estoy aburrido, cada vez echan más mierda. Iré a dar una vuelta.

—Hoseok, me voy.
—¿Dónde?
—No sé, a dar un paseo, ¿Vienes?
—¡Vale!—exclama sonriendo.

Salimos y vemos unas pocas personas, entre ellas Taeyang y sus amigos, los cuales nos miran furiosos y escupen, pero se van.

—Siempre que nos ven hacen eso.
—Serán hijos de...

Vamos por el parque de siempre y veo a Jackson y Kunpimook.

—Mira, el que defiende a la suicida se ha echado un amigo.
—¿Qué tal tu amiga? ¿Se ha muerto ya?

Esas palabras me llegan profundamente, no voy a permitirme que se queden así.
Me acerco a los dos, al rubio le doy un puñetazo en la cara y Kunpimook se lleva una patada en el estómago. Estoy hasta los cojones de ellos.

—Joder tío, no creo que te vuelvan a molestar más—ríe incrédulo.
—Eso espero.

Decidimos ir de vuelta a casa para hacer la comida.

—Voy a hacer fideos, algo rápido—comenta Hoseok.
—Ya lo hago yo, vete a hacer tus movimientos raros esos.
—¡Estaba bailando!
—Lo que tú digas—comienzo a preparar la comida.

¡Mierda! Sabe fatal. Bueno, da igual, que se aguante.

Sirvo la comida y comienza a comer, pone una mueca de asco.

—Cállate Hoseok—advierto antes de que se queje.

~

Hoseok se ha ido con sus amigos, así que aprovecharé para tocar el piano.

Sigo pensando una melodía para el trabajo de mierda.
Decido que el ritmo tiene que ser lento pero que se pueda bailar claramente.
Cierro los ojos y comienzo a pensar. Si no logro nada, al menos me relajaré.
.
.
.
—¡A la puta mierda el piano! ¿¡Dónde está la inspiración cuando se le necesita!?

Doy un golpe a la pared con tanta fuerza que me hago sangre en la mano.

—¡Joder!