✴Iced Heart✴ Yoongi~

Parte 12 Yoongi

¡Puto gotelé de mierda! Mis nudillos sangran demasiado.
Voy al baño y me lavo la mano, después me pongo una venda la cual se mancha bastante de sangre.

Me voy a mi habitación y me pongo los auriculares con música.

—Yoongi, he vuelto—Hoseok entra a mi habitación y se fija en mis vendas—¿Qué ha pasado?
—Nada—respondo seco.
Se sienta a mi lado.
—Me gusta ayudar a la gente, de hecho, hoy he ayudado a una chica la cual estaban molestando.
—¿Quién?
—Se llama Haneul, y no es la única vez que Nam, Jin y yo la ayudamos.
—¿¡Haneul!? ¿Qué le han hecho?
—Le estaban apretando la muñeca, la cual sangraba por unos cortes. Quiero ayudarla, aunque ella no me lo permita.
¡Mierda! Mi mente empieza a recordar momentos los cuales quiero olvidar.
—Joder, a esa chica no la dejan en paz, la odia todo el instituto—digo.
—¿Por qué?
—No lo sé, pero lo averiguaré—declaro decidido.
—Aunque lo más importante es ayudarla, lo debe de estar pasando muy mal.
Suspiro sin decir nada.

~

Llega la noche, hora de trabajar en el bar. Es cutre y pagan poco, pero no puedo aspirar a más.

—Hoseok, voy a trabajar, no des problemas y llámame si necesitas algo—cierro sin permitirle decir nada.

~

Llego y abro la mierda de bar viejo y asqueroso. Enciendo las luces antes de nada.
Voy a la barra, pongo música y me siento con el móvil.

Veo a alguien entrar, mierda, la pandilla de Taeyang.

—Mira a quien tenemos aquí.
—¿Eres una putita?—pregunta vacilón Jiyong.
—Pedid ya o largaros.
—Tranquilo, danos unas cervezas, y rápido—SeungHyun... ¿Qué se cree?
—Yo decidiré a que velocidad atenderte—mascullo frunciendo el ceño.
—Sírvenos ya o te arrepentirás.

No quiero meterme con estos tipos, no, son demasiado peligrosos. Les echo la cerveza y espero a que se vayan.

~

No a pasado nada interesante en el trabajo, la misma mierda de siempre; gente amargada pidiendo cerveza y discutiendo sobre tonterías.

Son las tres de la madrugada. Debí dormir por la tarde, soy un idiota. Ahora estoy que me caigo del sueño y seguramente me levantaré a las tres.

Las calles están oscuras, todos los sábados son así, una mierda. No se escucha nada, solo mis pasos. Siento a alguien observándome, miro pero no hay nadie.
Acelero el paso, estas calles son de todo menos seguras.

Alguien me agarra del cuello.

—Tú, dame todo lo que tengas—intento ver quien es, un tipo de pelo castaño y mirada asesina.
—¡Suéltame!—intento zafarme de su agarre pero es muy fuerte.
Saca una navaja. Oh no.
Intenta rajarme con ella, pero consigo darle una patada en sus cojones por detrás y huyo lo más rápido posible.

—¡Joder! ¡Ni un puto día puedo estar tranquilo!—llego a casa y después de recuperar la respiración grito y doy un puñetazo a la puerta dejándole una marca.
Hoseok entra con los ojos pegados, le he despertado.
—¿Yoongi? ¿Qué te pasa?
—Me han intentado robar, casi me apuñalan—tiro mi chaqueta al suelo y me siento en el sofá nervioso.
—Tranquilo, ya estás bien—acaricia mi hombro—puedo acompañarte al trabajo si quieres.
—Gracias Hoseok pero... Ya me lo pensaré.

~

No tengo nada que recalcar del domingo, otro día de mierda pero aún más aburrido, Hoseok ha ido donde su madre y yo me he quedado todo el día viendo la tele y con el móvil, ¿Qué vida de mierda es esta? Joder.

Lo único que he hecho... ¿Interesante? Es pensar en Maneul y los capullos que se meten con ella. Mañana descubriré porqué le hacen bullyng y le preguntaré si le han hecho algo en mi ausencia. No permitiré que me hagan nada.
¿Porqué? Pues... No sé.

~

Otro puto día de instituto, pero si no voy... ¿Qué haré con mi vida? En fin...

—Yoongi, ¿Estás despierto?—Hoseok entra lentamente a mi habitación.
—Tienes suerte de que sí.
—Ah okay, buenos días entonces.
—Igualmente, supongo.

Se va y aprovecho para prepararme. Me pongo una sudadera negra y vaqueros.

Coloco mi pelo de cualquier forma y cojo mi mochila para ir al insti.

Llego con la misma cara de mierda que siempre, veo a Maneul cogiendo unos libros que se le han caído, cuando se levanta me acerco.

—Maneul.
—D-dime.
Vamos Yoongi, no seas borde, por una vez no seas tú.
—¿Ha pasado algo en mi ausencia?
Estoy harto de que esos hijos de puta, ¿Por qué coño se meten con una chica tan inocente y... Bueno, porqué?
—N-no...—se nota que miente desde lejos.
Le agarro del brazo y le miro.
—Dime la verdad, joder...—suspiro, me cuesta decir cosas como esta—confía en mí.