✴Iced Heart✴ Yoongi~

Parte 2 Haneul

Mi asignatura favorita, música, en la cual la mayoría de la clase es tocar el piano y escuchar como lo tocan. La mayoría son penosos, de hecho, solo hay cuatro personas contándome que sabemos tocar.

Me toca a mí, el piano es otra de mis maneras para desahogarme, me transmite tantas cosas y su melodía es tan adictiva...
Comienzo a tocar una canción, triste, con la cual resisto las lágrimas ya que se ríen de mí por cualquier cosa, mi profesora espera impaciente a que finalice.

—¿Puedes terminar ya?—pregunta moviendo el pie continuamente.
—¿En serio?Déjala, no quiero seguir escuchando gente desafinando y haciendo del piano una mierda.
La profesora mira mal a Yoongi, el cual mira con aire superior, no parece temerle a nada, algo que envidio...
—Hay más alumnos. Ya aprenderán a tocar.

Suspiro lentamente, lo único que se me da bien, y ni la profesora quiere apreciarlo, tendré que mejorar, supongo.

Después de una chica la cual no me interesa su nombre y toca como el culo, le toca a Yoongi, el cual toca las teclas mientras cierra los ojos y se inspira. Una melodía lenta y triste, hace que quiera llorar, pero me aguanto. Toca muy bien, seguro que ha dado clases de piano.

Llega el descanso, dónde me siento en un banco buscando mi libreta de poemas, abro el cuaderno por una poesía especial.

Me gustaría saber
Que se siente al querer
Al tocar
Al besar
Cuando te quieren
Cuando no te hieren
Al sonreír
Al reír
Observar a alguien
Y ver sus ojos brillar
¿Cómo se sentirá?

Entonces dicha hoja es retirada del cuaderno por Mark, un chico hermoso, de cabello castaño pero estropea todo con su comportamiento y el querer ser popular. Empieza a leer la poesía en alto, mientras alumnos se quedan mirando y riendo, hasta que alguien le quita la hoja de una manera bruta.

—¿Por qué no sigues haciendo el gilipollas y dejas de molestar?—la mirada de Yoongi es desafiante.

Mark bufa pero se va. El pelinegro ni me mira, pero me lanza la hoja.

Llega el recreo donde me escondo en la biblioteca leyendo, intentando aguantar las lágrimas.

Recuerdo la poesía, ¿Qué es amar? Nunca lo he sentido, ¿Es algo real?

Suena el timbre y salgo, intentando esquivar a todas las personas que encuentro, recibiendo empujones a los cuales no doy importancia ya que estoy acostumbrada.

Mierda, el peor grupo, las llaman la pandilla del mal, se aprovechan de todas las que sean débiles, y me veo obligada a pasar por delante.
Me tiemblan las piernas y me he vuelto aún más pálida, paso rápidamente pero me agarran del asa de la mochila.

—Hace calor, quítate ese jersey viejo—ordena Suni.
—¿Tienes algo que ocultar?—Young intenta quitarme el jersey para dejar mis marcas al aire.

Mi cuerpo se debilita y solo quiero llorar,caigo. Hasta que alguien aparece.

—¿Qué está pasando aquí?—es la directora.
—N-nada, Haneul se ha caído y estábamos ayudándola.
—¿Es eso cierto señorita Haneul?—Asientes con miedo—entonces venga, vuelvan a clase.

Vamos y yo intento aguantarme las lágrimas, aunque alguna cae por mis mejillas.

Entro y la profesora de geografía me mira con mala cara.

—¿Por qué llega tarde?
—Perdón, e-estaba en el baño...—contesto suspirando.
—¡Ya decía yo que olía mal!—el idiota de Kunpimook, el chico Tailandés que solo quiere reírse de todo el mundo.

La profesora manda callar. Voy a sentarme cabizbaja.

Presto atención a la clase pero recuerdo todo.

"Suicida", "Emo", "Sólo quieres llamar la atención", "Muérete de una vez"

Y por arte de magia, noto las lágrimas resbalarse, me oculto con mis manos, aunque haga ruido sorbiendo la nariz.

—Mira, ya está llorando—escucho en una mesa.
—Pobre, solo quiere recibir un poco de atención, JAJA.

Nadie me entiende...

~

Llego a casa, no tengo hambre, así que voy directamente a mi habitación.

Empiezo a tocar el piano, desatándome, expresándome de la única forma que sé.

—¡Deja de hacer ruido!—grita mi madre de muy malas formas.

Suspiro, decido optar por escribir más poemas.

—Tú, vete a comprarme una cerveza—mamá me tira el dinero al lado de la cama.

Me pongo la chaqueta y voy a la tienda de al lado, vivo en un barrio horrible, dónde es fácil que te atraquen o pase cualquier cosa, a mí todos los días me insultan.

—Qué mal huele aquí...—dice una vecina la cual tiene unos años más que yo.