SIETE

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¿Quien es ella?

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¿Quien es ella?

HARRIET CORRIÓ a los brazos de su madre en cuanto la vio llegar de entre los árboles

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HARRIET CORRIÓ a los brazos de su madre en cuanto la vio llegar de entre los árboles. Después de haber pasado la mañana con Jasper recorriendo el lugar y el haberle pedido a Jacob que cuidara a su hija, aún con poca confianza, había vuelto a casa para prepararse para el paseo con Bella que había pospuesto ya muchas veces.
El paseo le había parecido de lo más agradable, estar con Jasper se había convertido en su pasatiempo favorito a pesar de que lo haya tomado como un acosador y allanador de moradas, el rubio se hizo el desentendido cuando la chica le reclamó aquello de broma.
Vistió a Harriet para la nieve para después ella hacer lo mismo.
Mientras trataba de colocarse sus botas con mucho esfuerzo por la venda de su abdomen, y haber rechazado la ayuda de Jacob muchas veces, sintió como todo a su alrededor se esfumó. Se molestó por tener que ver otra premonición que no le resolvía nada.
Se encontró a si misma a mitad de un claro cubierto de nieve, frente a ella se encontraban aquella personas que les había tomado un gran temor por parecer la misma muerte, miro a ambos lados encontrándose una hilera de personas desconocidas junto a varios lobos que miraban al frente listos para atacar. Una persona tomó su mano e inmediatamente se giro a su encuentro, Jasper la miraba preocupado y ella lo hizo igual sin saber que era aquello tenía que hacer, su hermana a su otro lado dio la orden de estar listos y atentos.
Sacudió la cabeza regresando a la realidad, sacó el aire que tenía retenido y se acomodó en el sofá recordando que segundos atrás ella estaba en su habitación.

— Mami, otra vez tardaste — se acercó la niña para rodear su cuello.

— Lo siento, cariño — devolvió el abrazo a su hija —. Gracias, Jacob — el moreno le sonrió en respuesta.

No quería hacerlo notar, pero estaba preocupado por lo que le pudo haber pasado a la chica rubia, no hizo preguntas y espero a que estuviera lista. Esta vez la rubia aceptó la ayuda del chico al sentirse un poco mareada, él insistió en que debía quedarse y descansar y que el avisaría a Bella pero ella se negó, realmente quería salir con su hermana a dar ese paseo.
Subieron al auto blanco par después dirigirse a la casa de los Cullen, Jacob conducía a una baja velocidad esperando que la chica se arrepintiera y quisiera ir a casa a descansar. Detuvo el auto frente a la entrada para que ambas chicas bajaran y no tuvieran que caminar de más, la pequeña fue la que tocó la puerta para después enredarse en el cuello de quien la había abierto.
Emmett había creado un lazo con la niña que a todos le parecía extraño, a Jacob le parecía molesto pero lo ocultaba y se mantenía a distancia, el sabía que tarde o temprano la niña iría hasta él para jugar o hacer cualquier cosa. El pelinegro saludo a Rowan como ya era costumbre, despeino su cabello y se hizo a un lado para dejarla pasar.
Bella se acercó a darle un abrazo al igual que las mujeres de la casa, a Rowan le pareció extraño que Rosalie se acercara a saludar y a preguntar sobre su día. Saludo a los hombres restantes, recibiendo de Edward una mueca, la joven rubia pensó que quizá deba hablar con su cuñado, no entendía el porque de su odio hacia ella si no había hecho más que llegar y querer cuidar a Bella de lo que sea que vaya a venir por ellos.
Rowan, Bella, Renesmee, Harriet y Jacob salieron de la casa de los Cullen en dirección al bosque. A ambas chicas de acento ruso les agradaba el sentir la nieve bajo sus pies y la brisa fría rosas sus mejillas, a pesar de no compararse con Rusia aquello le parecía totalmente hermoso. Jacob en su forma de lobos se mantenía alerta a la para de amabas niñas para atacar a quien sea que se atreviera a dañar dañarlas. Las hermanas Swan caminaban detrás hablando entre ellas de diferentes cosas hasta que llegó el tema que la joven rubia había estado evitando.

MI DESTINO ERES TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora