VEINTISEIS

4.2K 222 8
                                    

Un poco de paz o quizá una mirada de advertencia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Un poco de paz o quizá una mirada de advertencia.

EL ALIVIO SE ALOJÓ EN cada vampiro presente del lado de los testigos buenos, los que buscaban la paz, los que no querían guerra, los que se negaban a luchar pero lo harían si fuera necesario, por esas niñas y la mujer híbrida

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

EL ALIVIO SE ALOJÓ EN cada vampiro presente del lado de los testigos buenos, los que buscaban la paz, los que no querían guerra, los que se negaban a luchar pero lo harían si fuera necesario, por esas niñas y la mujer híbrida.

Alivio, hace tanto que no lo sentía, pensó la joven rubia de ojos azules con destellos rojos, Edward la miró sobre su hombro con una suave y apenas perceptible sonrisa, dándole a entender  que sentía lo mismo, solo que en él era algo más, era paz y tranquilidad, quizá finalmente pudiera conseguir aquello y vivir tranquilo con su esposa e hija.

La mujer que proyectaba el escudo casi soltó un grito de alegría pero se contuvo bajo la mirada de su hermana menor, todos ahí estaban emocionados  pero no debían mostrar debilidad, no aún, faltaba poco para que aquello terminara y poder irse felices y tranquilos, algunos temerosos de que los de capa negra los persiguieran por toda la eternidad.

Unos suaves y apenas audibles pasos se escuchaban sobre la nieve, eran tan ligeros que creyeron que podía ser solo su imaginación, pero no, ahi estaba la vidente dispuesta a arriesgar todo para salvar a su familia. Cubrían distancia en silencio y lo más deprisa posible. Ambos bandos permanecieron inmóviles y expectantes. Los testigos de los Vulturi torcieron el gesto y se mostraron confundidos, no tenían idea de lo que estaba sucediendo y les aterraba la idea de que fuera algo malo.

Alice apareció por el sureste del claro con sus elegantes movimientos de bailarina. Andrew, cuyos ojos destellaban con fiereza, le pisaba los talones. Junto a ellos corrían dos desconocidos que causaron curiosidad en la mayoría.

El primero era una mujer de cabellos negros, alta y musculosa. Tenía esas extremidades largas tan características de África del Amazonas, y al ver la emoción de las extranjeras de piel morena dedujeron que era la que faltaba, Kachiri, pensó la joven rubia al recordar aquel nombre siendo pronunciado por Carlisle.

La siguiente era una vampira de tez aceitunada con una larga coleta de pelo negro que se agitaba sin cesar a su espalda. Sus ojos de intenso color borgoña iban de un lado a otro, recorriendo con un parpadeo nervioso los preparativos bélicos, estaba nerviosa y asustada pero evitaba demostrarlo.

MI DESTINO ERES TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora