Promesa

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Los personajes de Naruto NO son míos

Promesa

–Neji-onisan.

Me llamó. Su melodiosa y suave voz resonó en aquella habitación vacía, yo estaba dándole la espalda y había sentido su presencia desde hacía mucho tiempo, también sabía que estaba preocupada por mi, pero yo no necesitaba que se preocuparan por mí, o más bien no lo quería puesto que sentía que no merecía que lo hicieran.

Había cometido muchos errores graves y me dolía la manera tan fácil en la que esa familia me había perdonado... en la que mi familia me había perdonado ¿No debía de estar feliz? De cierta forma lo estaba, por las verdades que se descubrieron y por el hecho de que me sentía tranquilo y con un nuevo objetivo, uno bueno e importante, uno que no necesitaba de odio para que avanzara.

–Neji-onisan.

Me llamó de nuevo con aquella timidez que la caracterizaba. No era que yo no quisiera voltear, quería hacerlo pero me sentía apenado ¿Cómo la vería después de haberla tratado de matar? ¿Por qué ella insistía en hablar con su agresor y comportarse amable? Hinata era una chica muy bondadosa.

Traté de concentrarme en el movimiento de las hojas, el runrunear de los árboles de medio día. No era que quisiera ignorarla, simplemente prefería no hablar con ella.

–¿Po-podrías ayudarme a entrenar hoy? –Dijo tartamudeando–.

Suspiré con pesar, percibí que esto la hizo tensionarse, me di vuelta y la observe tratando de poner la mejor expresión que podía, una seria, característica de mi y que no mostraba lo que de verdad estaba sintiendo.

Asentí con la cabeza, después de todo otra parte de mi quería ayudarla. Ella sonrió aliviada y sonrojándose.

–Gracias –Dijo un poco más animada–.

Cuando estuvo a punto de darse la vuelta e irse yo la detuve, no pude evitar hablarle, había algo que quería preguntarle y un repentino impulso me obligó a hacerlo.

–¿Por qué me trata tan bien? Yo... yo intenté matarla, la humille, me reí de usted... no siento que merezca que me trate de esta manera, debería de ser de otra forma, me hace sentir peor de lo que ya me siento, sería más sencillo si me gritara, me evitara o me odiara, lo podría sobrellevar, sería mucho mejor.

Ella me escuchó atentamente y con tranquilidad, me observó sin apartar sus grandes y hermosos ojos perla y cuando terminé de hablar se acercó a mí. Yo no quería que hiciera eso, la distancia entre nosotros tenía que ser la máxima, éramos totalmente diferentes, no quería herirla de nuevo. Pero ella no me tenía miedo, nunca lo tuvo, no me odiaba ni tenía resentimiento por lo que había dicho y hecho, tampoco le era indiferente o patético, sus ojos me mostraban que ella realmente me apreciaba de alguna rara manera, quizás me entendía.

Cuando estuvo cerca tomó mis manos entre las suyas y me quedé tan sorprendido que no se me ocurrió apartarlas. Sus manos eran pequeñas y cálidas, tomaba más bien de mis dedos por lo pequeñas que eran y con eso comencé a notar lo realmente tierna y femenina que era.

–Neji-onisan, tú has sufrido mucho, incluso más que yo, no quiero que sigas rodeado de sentimientos negativos, además, no te odio, no puedo hacerlo, ni siquiera te odiaría si me siguieras tratando como antes, tu dolor...quiero que sepas que, aunque quizás no pueda entenderlo, lo siento. Ya no tienes porque sentirte mal, estoy aquí para ti desde ahora, somos una familia, recuerda siempre eso. Yo no puedo apoyarme en muchas personas de la familia y me gustaría poder apoyarme en ti, siento que eres la persona perfecta para que me sostenga cuando esté a punto de caerme y sé que me enseñaras y me guiaras... trataré de hacer lo mejor para que me aceptes, para que me aprecies como yo te aprecio ahora y espero que con el paso del tiempo nuestro lazo se haga más fuerte... onisan.

La heredera se tiene que casar (NejiHina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora