Capítulo 6

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Pasé dos horas, o quizás más, contándole a Harumin sobre mí relación pasada con Mei. Cómo había llegado aquel día a mi casa para encontrarme con que la fría y estricta presidenta del consejo estudiantil se había convertido en mi hermana de repente. Le conté como me había besado, después de haberla presionado sobre su relación con el profesor. Le contaba a Harumin como los ojos de Mei reflejaban un vacío, una tristeza y nostalgia interminables.

Le conté cómo durante casi un año nos fuimos conociendo poco a poco; a pesar de todas las veces que volvíamos a la casilla de salida. Le expliqué la parte en la que le por fin le confesé claramente mis sentimientos a Mei en aquel viaje a Kyoto.

―Ya decía yo que ahí había algo ―dijo rascándose la barbilla creyéndose Sherlock Holmes―.

Le expliqué lo de los anillos los cuales nadie más había visto, cómo había hecho un trabajo a tiempo parcial solo para pagarlos. Y mientras se los enseñaba le dije también que el regalo que me había hecho el día de mi cumpleaños era ese mismo anillo.

―Ahora los tengo los dos otra vez, en la misma caja ―dije con actitud derrotista.

―¿Por qué te lo devolvió? ―preguntó, totalmente immersa en mi historia.

―Eso mismo le pregunté yo ―empezé a explicar―. Ella me dijo que quería que le diese una segunda oportunidad, y cuando llegara el momento, que le diera el anillo otra vez.

―Yuzucchi, eso quiere decir que ella... ¡quiere volver a intentarlo contigo! ―exclamó, emocionada al principio; su expresión cambiando repentinamente―. Aunque no sé si eso va a ser fácil. Así que no sé si decirte que es algo bueno o no.

―Te entiendo, eso mismo pensé yo ―respondí, a sabiendas―. Le dije que no importaba cuanto tiempo pasara, que la esperaría, pero es todo tan incierto...

Hubo una pequeña pausa, y Harumin me observó con una mirada algo condescendiente.

―Después de escucharte hablar de Mei me da la sensación de que la amas de verdad ―dijo, finalmente―. No imagino como debe de ser estar enamorado de alguien durante tanto tiempo, y menos en esa situación. ¡Todo lo que has tenido que aguantar!

Y se abalanzó sobre mí, abrazándome. Sentí que me abrazaba por todos los momentos en los que yo había sufrido por Mei, de los que ella no había estado al tanto.

―¿Por qué has esperado tanto tiempo para contármelo todo? ¿Pensabas que te rechazaría?

―Pues...sí, eso pensaba ―dije soltando una risita nerviosa―. Aunque en el fondo sabía que me apoyarías.

―Claro que sí, ¡tonta! ―gritó exageradamente, rodeando mis hombros con un brazo y con los nudillos de la otra mano clavados en la parte superior de mi cabeza―. ¡Harumin siempre estará apoyándote!

―¡¡Aah!! ¡Duele!

De repente el sonido y la vibración de nuestros móviles nos hizo parar en seco nuestra pequeña pelea amistosa.

Nao y Setsuko habían hablado por el grupo de conversación que teníamos todos juntos. Querían saber si el plan del karaoke se confirmaba.

―Mira, Rina también acaba de mandar un mensaje ―dijo Harumin, mirando la pantalla de su teléfono―. A ver si se le declara ya de una vez, a Nao.

―Pues sí, creo que hacen buena pareja ―dije de manera algo desinteresada; ya había respondido y estaba mirando otro contacto en mi teléfono.

Yo quería que Nao tuviera cualquier novia para poder tratarlo con normalidad otra vez, aunque seguía sintiendo que él no me había olvidado del todo. Cada vez que ibámos a quedar en grupo y él también se iba a unir, recordaba el día en que me besó por primera vez.

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